Grecia vive una de sus jornadas de protesta más intensas de los últimos años. Miles de agricultores tomaron rutas, pasos fronterizos, accesos a aeropuertos y centros urbanos en reclamo por los retrasos en los subsidios agrícolas provenientes de la Unión Europea. La movilización dejó al país prácticamente paralizado y generó enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en distintos puntos.
En la isla de Creta, un grupo de productores ingresó al aeropuerto de Heraklion y llegó hasta la pista de aterrizaje, lo que obligó a suspender temporalmente todas las operaciones. Al mismo tiempo, columnas de tractores bloquearon los cruces comerciales que conectan Grecia con Turquía y Bulgaria, afectando el transporte de mercancías y el movimiento de viajeros.

El conflicto estalló después de que se confirmara un retraso millonario en los pagos agrícolas. Las transferencias quedaron congeladas debido a una investigación que detectó declaraciones falsas de terrenos y ganado para acceder a fondos. La auditoría frenó todos los expedientes, incluso los legítimos, lo que encendió el malestar de los productores, que aseguran no poder afrontar los costos básicos de producción mientras esperan los pagos.
A la demora económica se suma un golpe adicional: un brote de peste ovina que obligó a sacrificar animales en varias regiones, profundizando la crisis del sector. Los agricultores afirman que muchos ya no pueden comprar semillas ni planificar la siembra del próximo ciclo si los fondos no se destraban de inmediato.
El gobierno del primer ministro Kyriakos Mitsotakis reconoció la demora, prometió acelerar los expedientes válidos y anunció un paquete de ayuda anual para sostener al campo. Sin embargo, advirtió que no permitirá que se bloqueen infraestructuras críticas. La respuesta oficial no desactivó la protesta, que incluso comenzó a extenderse a otras regiones del país.

La tensión actual se inscribe en un conflicto histórico del sector agrícola griego, que desde hace décadas reclama estabilidad en los pagos, menos burocracia y políticas más previsibles para enfrentar una economía marcada por la competencia internacional y los altos costos logísticos. Los agricultores exigen ahora un calendario claro de liquidación de los subsidios, sanciones para quienes defraudaron y un plan de emergencia que les permita sostener la producción en los próximos meses.

Las protestas siguen activas y no se descarta que se intensifiquen si no hay avances concretos en las próximas horas.