La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner reavivó el debate sobre la política exterior argentina al repasar, en el prólogo de un nuevo libro, su defensa del Principio de Integridad Territorial -base del reclamo argentino sobre Malvinas-, en contraste con las declaraciones del presidente Javier Milei, quien apeló al Derecho a la Autodeterminación de los Pueblos para referirse al futuro del archipiélago.
El eje de la discusión es jurídico y político: mientras Cristina sostiene que la integridad territorial es el fundamento innegociable para rechazar la ocupación británica en las islas, Milei afirmó durante el acto del 2 de abril que Argentina debería convertirse en “una potencia” para que “los malvinenses decidan votarnos con los pies”. El mensaje fue leído como una señal de convalidación de la voluntad de los isleños, un criterio históricamente rechazado por la diplomacia argentina.

En el prólogo del libro Proscripta y sublevada, Cristina repasó el conflicto entre Rusia y Ucrania y recordó que, en 2014, Argentina votó en la ONU en contra de la anexión de Crimea. Allí marcó una línea clara: “Lo hicimos en defensa del Principio de Integridad Territorial que sostiene nuestro reclamo en Malvinas”, señaló.
Este gesto diplomático fue, según la ex mandataria, una manera de respaldar la doctrina que rechaza cualquier proceso de autodeterminación cuando media una ocupación militar.
Para Cristina, subrayar el Principio de Integridad Territorial no implica respaldar conflictos armados. Por eso aclaró que su análisis histórico sobre Rusia no supone apoyo bélico, sino la defensa de criterios internacionales coherentes.
El discurso del Presidente, pronunciado ante una Plaza San Martín semivacía, generó controversia inmediata. Milei afirmó que si Argentina se convierte en un país serio y próspero, “los malvinenses elegirían estar más de este lado que del otro”.
La frase fue interpretada por especialistas y opositores como la aceptación tácita de que los isleños tienen derecho a decidir su estatus político, algo que la Resolución 1514 de Naciones Unidas descarta en situaciones de ocupación colonial.
Aunque funcionarios del Gobierno intentaron explicar que se trató de una reflexión “personal” del mandatario, las críticas se multiplicaron. el excanciller Santiago Cafiero sostuvo que “no hay autodeterminación después de la ocupación y la expulsión”, mientras que el exdiputado nacional Guillermo Carmona calificó las palabras de Milei como “un gravísimo acto de traición”.

Integridad territorial vs. Autodeterminación
El exembajador Diego Guelar, cercano al oficialismo en otras áreas, consideró que el enfoque del Presidente fue “confuso” y advirtió sobre el riesgo de enviar señales equivocadas a la comunidad internacional.
La discusión ocurre en un momento de redefinición de la política exterior del Gobierno, que ya mostró gestos de distanciamiento con organismos multilaterales y con el Mercosur.
En este marco, las palabras de Cristina buscan reforzar la tradicional posición argentina en foros internacionales y señalar que el reclamo sobre Malvinas requiere coherencia histórica y jurídica.
Mientras Milei insiste en que su meta es transformar a Argentina en un país tan atractivo que los isleños “prefieran” unirse, Cristina recuerda que la fortaleza de una postura diplomática también se basa en respetar criterios firmes y reconocidos globalmente.
El choque entre Cristina Kirchner y Javier Milei no es solo político: expone dos interpretaciones opuestas del derecho internacional aplicadas al reclamo por Malvinas. La disputa, lejos de ser simbólica, puede moldear la estrategia argentina en uno de los temas más sensibles de su política exterior.