En su último día de gestión, el legislador bonaerense Marcelo Daletto (UCR-Cambio Federal) presentó un informe que reabrió el debate sobre la evolución del Gasto de Capital en la Provincia de Buenos Aires desde 1983 hasta la primera gestión de Axel Kicillof. El estudio revela algo que muchas veces se intuía pero que pocas veces se demostraba con cifras: existen dos etapas claramente diferenciadas en la historia reciente de la inversión pública bonaerense, separadas por un punto de inflexión alrededor del año 2000.
Según el análisis, la Provincia pasó de promedios de inversión superiores al 13% durante las gestiones de Armendáriz y Duhalde, a niveles estructuralmente más bajos después del 2000, donde la mayoría de las administraciones no superaron el 7%.
Ese quiebre no se debe solo a decisiones políticas coyunturales: responde a un problema de fondo, previo y persistente, que condiciona la capacidad de inversión provincial desde hace más de tres décadas.
EL GASTO DE CAPITAL EN LA PBA
— Marcelo Daletto (@MarceloDaletto) December 9, 2025
Presentamos un nuevo informe clave sobre el Gasto de Capital en provincia de Buenos Aires desde la restauración de la democracia hasta la primera gestión del gobernador Axel Kicillof.
Los picos máximos históricos demuestran que, con estabilidad… pic.twitter.com/GYNNXW3jCa
El informe identifica dos causas estructurales:
La evidencia numérica es contundente. Las gestiones anteriores a los 2000 tuvieron niveles históricos de inversión:
En cambio, las administraciones posteriores muestran un patrón totalmente distinto:
Hubo intentos parciales de recomponer recursos:
El Fondo del Conurbano (1992): inicialmente dio aire financiero y explica parte de los picos de inversión de los 90. Pero al congelarse nominalmente en 650 millones de pesos quedó completamente erosionado por la inflación, perdiendo su efecto.
El Consenso Fiscal (2017): la administración de Vidal logró una compensación que recuperó recursos equivalentes al 7% de la recaudación del Impuesto a las Ganancias. Ayudó, pero no resolvió el desequilibrio estructural.

Los años de mayor inversión fueron:
Todos coinciden con períodos de estabilidad macroeconómica y mayor disponibilidad de fondos.
Del otro lado, el peor año fue 2002, con un Gasto de Capital de apenas 3,1%, producto de la crisis. También hubo derrumbes en los años más tensos de la gestión Scioli, cuando se usó el presupuesto de obras para cubrir gastos urgentes como salarios y servicios esenciales.
La síntesis del informe es clara: la capacidad de inversión en infraestructura de Buenos Aires depende directamente de resolver su inequidad fiscal estructural. Mientras la Provincia cargue con más responsabilidades que recursos, el Gasto de Capital seguirá siendo la primera víctima de cada tensión económica.
TM