Cada 10 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos, una jornada instaurada por la Asamblea General de la ONU en 1950 para recordar la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmada en 1948. Aquel documento, surgido tras el horror de la Segunda Guerra Mundial, estableció por primera vez un marco global de garantías básicas para todas las personas, sin distinción de nacionalidad, género, religión o condición social.
La Declaración fue impulsada por una comisión internacional y se convirtió en el texto fundacional de la ética política del siglo XX. Su redacción tuvo como eje la necesidad de evitar que el planeta volviera a caer en los mismos crímenes masivos que habían marcado la década previa.
Entre las figuras más destacadas del proceso se encuentra Eleanor Roosevelt, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y una de las voces decisivas en la articulación del texto final. También participaron juristas como René Cassin, quien recibió el Premio Nobel de la Paz por su aporte, y Charles Malik, filósofo y diplomático libanés que tuvo un rol central en las negociaciones multilaterales.

Estas personalidades, provenientes de contextos culturales diversos, lograron acordar principios que aún hoy son la columna vertebral de los sistemas democráticos y de los tratados internacionales más relevantes.
En la Argentina, la fecha tiene un peso particular: el 10 de diciembre de 1983 marca además el retorno institucional a la democracia con la asunción de Raúl Alfonsín. Desde entonces, el país adoptó una política de memoria, verdad y justicia que se volvió ejemplo en el mundo.

El Juicio a las Juntas, impulsado en 1985, abrió una senda inédita en la región para juzgar a responsables de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.
A lo largo de las décadas siguientes, organismos como Abuelas de Plaza de Mayo y Madres de Plaza de Mayo continuaron consolidando el reclamo de justicia y la búsqueda de identidad de las niñas y niños apropiados. La política de derechos humanos se amplió luego a agendas contemporáneas: igualdad de género, diversidad, acceso a la educación, salud, vivienda y libertad de expresión.
El Día Internacional de los Derechos Humanos recuerda que los avances nunca están garantizados. Las democracias enfrentan desafíos nuevos: discursos de odio, violencia institucional, desigualdades económicas y persecución a minorías. El espíritu de 1948 sigue siendo un marco para evaluar cuánto se cumple, cuánto falta y hacia dónde debe dirigirse la política pública.