El triunfo libertario en octubre y la crisis del peronismo aceleraron un debate que ya no se oculta en los pasillos de la Casa Rosada: quién acompañará a Javier Milei en la fórmula presidencial 2027. Con la relación con Victoria Villarruel destruida y sin retorno, el oficialismo empezó a abrir el juego para definir un reemplazo en la segunda línea del poder.
En ese rompecabezas aparece en primer plano Patricia Bullrich, que asumió su banca en el Senado y dejó correr su intención de ser vicepresidenta. En el PRO la leen como una jugada para sacarse presión por la Ciudad, pero en su entorno aseguran que “Patricia quiere ser vice” y no tiene ganas de “padecer la gestión porteña”. Su propuesta funciona también como un anticipo de la negociación que deberá dar con el mileísmo puro.
Otro nombre con peso específico es el de Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza y uno de los radicales con mejor vínculo con la Casa Rosada. Su aspiración nacional se cruza con la pelea por la sucesión provincial: la irrupción de Luis Petri, que arrasó en la elección local, tensó el equilibrio interno. Cornejo busca evitar que el exministro de Defensa —hoy aliado libertario— se quede con la gobernación y podría negociar un salto a la fórmula presidencial.
El tercer actor es Martín Menem, flamante reelecto como presidente de la Cámara de Diputados. Con apoyo directo de Karina Milei, el riojano apuesta a capitalizar el clima legislativo favorable y mostrarse como el engranaje institucional más efectivo del oficialismo. Su objetivo es claro: transformarse en el candidato natural a vice por cercanía con el núcleo duro del poder.
El tablero libertario empieza así a ordenar la pelea más delicada del segundo tramo de gobierno: la construcción de una fórmula que represente continuidad sin repetir fracturas. Si Milei logra llegar a 2027 con competitividad, rompería la racha de Mauricio Macri y Alberto Fernández, que nunca consiguieron revalidar mandato.