10/12/2025 - Edición Nº1037

Política

Sorpresivo fragmento

Por qué Jaime Bayly aparece en el informe clave del Consejo de Mayo

10/12/2025 | Un texto del escritor peruano fue utilizado en el documento del Consejo de Mayo para describir a los argentinos. La cita completa.



El Consejo de Mayo, creado por el Gobierno nacional, presentó su informe final tras meses de trabajo articulado entre funcionarios legisladores y representantes de distintos sectores.

La intención de la Casa Rosada es que el documento funcione como hoja de ruta para una etapa que el oficialismo considera crucial: la implementación del paquete de reformas profundas comprometidas en el Pacto de Mayo.

El informe fue elaborado en capítulos extensos que abordan desde la reforma laboral hasta la modernización del Estado, la explotación de recursos naturales, la inserción internacional y el rediseño del sistema fiscal.

Entre sus páginas, el documento intercala referencias históricas, citas académicas y comparaciones internacionales.

Sin embargo, una de las menciones más llamativas del texto corresponde a un fragmento de un escrito del periodista y novelista peruano Jaime Bayly, utilizado como argumento sobre la necesidad de un cambio cultural y moral en la Argentina. Corresponde al libro Morirás mañana.

La inesperada cita de Bayly en el informe

En el apartado identificado por el Consejo de Mayo como una reflexión sobre la cultura política y la predisposición social al cambio, el documento reproduce un párrafo completo de Bayly, cuya presencia destaca por su tono literario y su carácter ajeno al registro técnico que domina el resto del informe.

Transcripción completa del fragmento citado de Jaime Bayly

(...) A mí no me hablen mal de los argentinos ni de la Argentina ..., que los argentinos, en lo que a mí respecta, son, ante todo, divertidos, raros, bizarros, pintorescos, y todos me caen bien, incluso los que me caen mal me caen bien porque me parecen personajes literarios, no sé si me explico.

Les reprochan hablar mucho y darse aires de sabiondos. Pues es eso precisamente lo que me hechiza de ellos: escuchar sus chácharas, sus versos, sus embustes, sus trampas pendencieras, porque los argentinos más divertidos son siempre los más mentirosos y los más tramposos y los más canallas, esos son los que mejor me caen y de los que más fácilmente me hago amigo.

Todo argentino es un entrenador de la selección de fútbol de su país (y si lo dejan, de la de España también). Todo argentino es presidente de su país (y si lo dejan, dictador de Cuba también). Todo argentino tiene el plan perfecto para que Estados Unidos salga de la crisis (y si lo dejan, para que el mundo entero salga de la crisis, o al menos Occidente, pero quizá si le hablas de África no la tiene tan clara). Todo argentino es un profeta, un visionario, un iluminado. Todo argentino sabe. Sabe todo, sabe más que nadie, sabe más que vos y que cualquier boludo del orto. Todo argentino está de vuelta. Todo argentino tiene respuesta para cualquier pregunta, incluso si no entiende la pregunta y si al responder ni él mismo entiende lo que está diciendo.

Pero responde, opina, se la juega, arma el equipo, ordena el país, gobierna el mundo, gana las guerras, divide a los buenos de los malos, a los decentes de los chantas. Y habla y habla y habla y no para de hablar. Y no importa ya si lo que dice tiene sentido alguno (porque bien pronto uno advierte que todo carece de sentido y que el embrujo de la Argentina es que nada tiene sentido racionalmente y, sin embargo, todo es fascinante y hechicero y es allí donde quieres quedarte), lo que importa es que el argentino habla y no para de hablar, y tiene opiniones de todo y sobre todo, y además opiniones enfáticas, terminantes, opiniones en las que en dos minutos pone al mundo en orden, aunque luego llega a su casa y es el caos, y la mujer lo manda al carajo y solo entonces se calla el argentino deslenguado.

Pero en la calle no se calla: en los taxis, en los cafés, en las barras 8 de los bares, en los colectivos, en ciertas esquinas del centro, el argentino habla y habla y está siempre dispuesto a hablar, a tomar partido, a encenderse, a ponerse bilioso, agresivo, pasional, italiano, exasperado, a gritar y a discutir con nadie, porque muchos hablan sin que nadie siquiera los escuche, pero es eso lo que me fascina del argentino: que no para de hablar y tiene una opinión concluyente y arbitraria sobre todo lo divino y lo humano y nada lo hace más feliz, sea rico o pobre, macho o puto, vago o más vago, que sentarse en un lugar cualquiera de la ciudad, pedir empanadas, pizzas, vino, sangría, cerveza, por sobre todo masas y pastas, y ponerse a hablar sobre cualquier cosa y pasarse horas hablando y hablando y sentenciando y resolviendo y deshaciendo entuertos y dándole un sentido al caos del mundo con el caos verbal que lo envuelve, a él y a todos los argentinos, en una suerte de gran torre de Babel donde todos hablan el mismo idioma y, sin embargo, nadie se entiende, nadie puede entenderse, porque cada uno se siente dueño absoluto de la razón, y entonces el argentino es por definición un hablador, un predicador, un charlatán, un mitómano, un embustero y, ante todo, un enemigo del silencio y la conciliación, porque si bien todo argentino está dispuesto a hablar aunque nadie lo escuche, siempre prefiere discutir con otro y, si es posible, a los gritos, para luego irse a los golpes, y enseguida cada uno consigue a una pandilla de vándalos ambulantes y entre todos cortan una calle y se enzarzan en una feroz riña callejera por algún asunto (generalmente una pasión que tiene que ver con el fútbol, con la política o con el orgullo), y entonces el argentino, ya liado a golpes contra otro argentino sin recordar bien por qué, revela que posee algo que no tenemos los demás sudamericanos: una fe ciega en sus opiniones (aun si no sabe lo que va a decir y debe improvisar en el camino) y el coraje para morir defendiendo tales opiniones en una batahola callejera o pisoteado por un caballo de la policía que luego defecará sobre su cadáver.

La inclusión del texto —que el Consejo presenta como una reflexión pertinente al diagnóstico nacional— sorprendió tanto por su contenido como por el origen del autor citado, más asociado al análisis político televisivo que a los documentos institucionales de un órgano consultivo del Estado.

Jaime Bayly: quién es y qué dijo sobre Milei

Jaime Bayly es un periodista, presentador y escritor peruano radicado en Miami, conocido por su estilo provocador, su enfoque liberal en materia económica y su presencia histórica en la televisión hispanoamericana.

Autor de novelas de éxito y figura central del talk show político, suele comentar la coyuntura latinoamericana desde una mirada personal y literaria.

A lo largo de los últimos años, Bayly ha realizado numerosas referencias a la figura de Javier Milei. Si bien ha elogiado su discurso liberal y su capacidad de romper con las estructuras tradicionales de la política argentina, también dejó críticas puntuales. En varias intervenciones señaló que Milei “corre el riesgo de transformarse en un caudillo mesiánico” si no se rodea de controles institucionales, y advirtió sobre el peligro de “confundir coraje con impulsividad” en decisiones de gobierno.