Red Bull no es solo una firma multinacional con sede en Austria que vende miles de millones de latas de bebidas energizantes al año, es un verdadero coloso de la industria deportiva global.
Con inversiones en Fórmula 1, fútbol, deportes extremos y aeronáutica, entre otras áreas, el ciclismo no quedó afuera del portfolio de los austríacos. La compañía es propietaria del Red Bull –Bora – Hansgrohe, un equipo ciclista profesional alemán de categoría UCI WorldTeam, la máxima categoría de equipos ciclistas.
Ahora, nueve ciclistas liderados por el alemán Florian Lipowitz, tercero en el Tour de Francia, marcaron un hito histórico en Mallorca al remolcar y hacer despegar una avioneta utilizando únicamente la fuerza humana de sus componentes, conectados por arneses para impulsar y facilitar el despegue del aparato.
La aeronave estuvo manejada por el aviador Andy Hediger, utilizando únicamente la energía humana.

El proyecto, bautizado como Peloton Takeoff, une la física, la aerodinámica y la fuerza humana para lograr un hito mundial sin precedentes. El equipo, conectado mediante un arnés especialmente diseñado y unido a un cable de 150 metros, completó una aceleración explosiva a lo largo de la pista de Son Bonet (Mallorca).
Su objetivo era alcanzar los 54 km/h , la velocidad mínima necesaria para generar sustentación y permitir el despegue del planeador, alcanzando un pico combinado de 6.500 vatios.
Además de Lipowitz, participaron Callum Thornley, Davide Donati, Nico Denz, Jordi Meeus, Tim Van Dijke, Laurence Pithie, Gijs Schoonvelde y Adrien Boichis.
Todos rodaron en formación compacta, sin posibilidad de ver la aeronave que remolcaban, mientras Andy Hediger perdía la referencia visual del pelotón justo al tomar altura, aumentando aún más la dificultad técnica, hasta los 100 metros de altitud alcanzados.

Lipowitz comentó que, al principio, el reto sonaba irreal: “Cuando escuché el proyecto por primera vez pensé que era imposible. ¿Lanzar un avión? Me parecía imposible, nunca se había intentado algo así en ciclismo.”, dijo el corredor.
Para Dan Bigham, jefe de ingeniería del equipo, el desafío combinaba potencia extrema y sincronización perfecta. “Es comparable a una maniobra ganadora en una carrera, pero aquí mantener el equilibrio de fuerzas entre nueve ciclistas era crítico para que el avión pudiera despegar”. explicó Bigham.