15/12/2025 - Edición Nº1042

Internacionales

Fin próximo

María Corina Machado se reúne con Jonas Gahr Støre en Oslo para discutir la crisis venezolana

11/12/2025 | Su afirmación de que la tiranía caerá pronto refleja una correlación inédita entre presión internacional, liderazgo opositor y desgaste del régimen.



La declaración de María Corina Machado en Oslo, donde afirmó que la tiranía en Venezuela "acabará muy pronto", adquirió un nuevo peso político tras su reunión con el primer ministro noruego, un encuentro que reforzó la legitimidad internacional de su liderazgo. El hecho de que, después de más de un año en la clandestinidad, haya sido recibida a nivel de jefe de gobierno envió una señal inequívoca: su causa trasciende el ámbito opositor para convertirse en un asunto de interés estratégico para Europa. Ese reconocimiento formal evidenció la fortaleza que ha acumulado su figura incluso bajo persecución sistemática. Que hoy pueda pronunciar un mensaje ante el mundo desde un espacio seguro revela cómo la legitimidad política externa se ha convertido en un factor determinante en la disputa venezolana.

En esa reunión, Machado presentó un diagnóstico preciso sobre la crisis institucional venezolana y subrayó la urgencia de una transición ordenada respaldada por la comunidad internacional. La respuesta del primer ministro, centrada en la defensa de los derechos humanos y la exigencia de garantías democráticas, consolidó la percepción de que Noruega no solo acompaña el proceso, sino que está dispuesto a elevar el nivel de presión diplomática. Su aparición posterior ante el público noruego amplificó el impacto de ese respaldo estatal, demostrando que la oposición venezolana cuenta con interlocución directa con gobiernos europeos que consideran prioritario el restablecimiento de la democracia en Caracas.

Noruega 


Noruega es un país escandinavo que abarca montañas, glaciares y profundos fiordos costeros. Oslo, la capital, es una ciudad de espacios verdes y museos. Los barcos vikingos preservados del siglo IX se exhiben en el Museo de Barcos Vikingos de Oslo. Bergen, con coloridas casas de madera, es el punto de partida para los cruceros al dramático Sognefjord. Noruega también es conocida por la pesca, el senderismo y el esquí, especialmente en el complejo olímpico de Lillehammer.

Un giro en la correlación externa

El respaldo internacional que acompañó su presencia en Oslo mostró una convergencia de gobiernos, parlamentos y organizaciones que consideran insostenible la situación venezolana. El Premio Nobel de la Paz, recibido por su hija en un gesto que subraya la gravedad de la persecución interna, actuó como catalizador para reposicionar la crisis en la agenda diplomática. Ese alineamiento no solo honra la trayectoria de Machado, sino que fortalece los incentivos para que actores regionales y globales exijan condiciones democráticas reales.

En este marco, la promesa de que la tiranía caerá pronto no se percibe como un acto de voluntarismo, sino como la lectura de una estructura política que enfrenta un agotamiento evidente. Las sanciones selectivas, la presión multilateral y el deterioro de la legitimidad interna del régimen alimentan la tesis de un cambio posible. La figura de Machado, ahora investida con reconocimiento internacional, opera como un punto de articulación de esas fuerzas y como símbolo de que la resistencia cívica sigue intacta.

Consecuencias políticas inmediatas

El impacto del mensaje pronunciado en Oslo también se traduce en el plano doméstico. Su capacidad de sortear la clandestinidad y llegar a Europa desafía el relato oficial y expone grietas en el control territorial del régimen. Cada aparición pública internacional debilita la narrativa estatal de que la oposición carece de cohesión, de representación o de apoyo social, desplazando la discusión hacia el futuro político del país y no hacia las restricciones que el gobierno intenta imponer.

Finalmente, la declaración de Machado reconfigura el tablero venezolano al vincular su liderazgo con un horizonte concreto de transición. Su afirmación funciona como una invitación a los actores internos a reposicionarse y como un recordatorio de que la comunidad internacional ha fijado una expectativa clara: Venezuela debe recuperar instituciones democráticas y garantizar derechos fundamentales. Que este mensaje provenga de una figura perseguida pero fortalecida le otorga un peso político que el régimen no puede ignorar.