13/12/2025 - Edición Nº1040

Política

Crimen sin fronteras

Alejandro Cassaglia: “Somos un país atractivo para los narcos”

11/12/2025 | El experto en seguridad alerta que el crimen organizado opera hoy a escala global y que Argentina reúne condiciones que facilitan su avance, desde las fronteras hasta la política.



América Latina se consolidó como uno de los principales tableros del crimen organizado global, donde narcotráfico, terrorismo, lavado de dinero y disputas geopolíticas confluyen en un mismo escenario. Así lo planteó Alejandro Cassaglia en El Living de NewsDigitales, donde advirtió que la criminalidad regional dejó de ser un fenómeno aislado para integrarse a redes que involucran a Brasil, Bolivia, Paraguay, Venezuela, África y Medio Oriente.

Para el experto en seguridad internacional, investigador y docente, la Argentina quedó atrapada en ese mapa de amenazas: “Somos un país atractivo para los narcos”, resumió, señalando fronteras porosas, puertos estratégicos, leyes laxas y un Estado debilitado como factores que abren la puerta a organizaciones que operan con lógica empresarial.

América Latina como tablero del crimen organizado global

Cassaglia recordó que, aun con índices de homicidios relativamente bajos frente a Brasil o Colombia, la región es hoy epicentro de un negocio transnacional: “El narcotráfico dejó de ser local. Se vincula con terrorismo, trata de personas y financiamiento político. Creer que Boko Haram no está en Argentina es ser muy iluso”.

La expansión de la producción de cocaína presiona sobre la región y potencia a grupos como el Comando Vermelho o el PCC, que ya se expanden hacia Bolivia, Paraguay, Chile y Argentina. En este contexto, Cassaglia advierte que el país reúne condiciones que facilitan la penetración criminal: extensas fronteras, triple frontera activa, puertos codiciados y ausencia de controles efectivos.

Rosario, señala, es el caso más evidente: “Cuando el negocio está ordenado, no hay muertos y creemos que no pasa nada. Pero cuando se disputan la gobernanza criminal, la violencia explota”.

Lavado de dinero: el riesgo más silencioso

El lavado, afirma Cassaglia, erosiona más que la violencia visible: financia campañas, penetra estructuras políticas y distorsiona economías enteras. En ese punto retoma los casos más recientes de la política argentina, donde la trama entre Fred Machado y sectores vinculados a José Luis Espert expuso cómo los capitales ilícitos logran influir, acercarse o incluso financiar actores de distintos espacios. “Los narcos ya no van por billetes en efectivo; invierten en la bolsa, manejan empresas, compran propiedades. Una vez que echan raíces, es muy difícil sacarlos”, advirtió.

Medio Oriente, islamismo radical y la política de Estado

Cassaglia advierte que el tablero internacional también impacta en América Latina y en la Argentina. Diferencia con énfasis entre Islam e islamismo radical: “El Islam es una religión; el problema es el islamismo radical, una ideología que deforma conceptos religiosos y busca imponer un proyecto político global”. Recuerda que Bin Laden ya lo había anunciado en 2001 y que hoy “África está islamizada y en Europa hay barrios donde se aplica la sharía, no la ley nacional”.

Para la Argentina, con dos atentados impunes en los años 90 y un contexto regional alineado con actores como Irán y Venezuela, la alerta es concreta: “No es para meter miedo, pero sí para que hagamos las cosas como corresponde”, añadió. Y agregó que la pasividad estatal frente a amenazas externas suele repetirse: “Todavía hay funcionarios que toman estos temas con liviandad, cuando estamos en una etapa similar o peor a la de los años 90”.

En ese marco, Cassaglia insiste en que la seguridad debe ser una política de Estado y no un botín de la grieta: “El principal problema en la región es que, según el color político, un gobierno no se habla con el otro. No hay coordinaciones estratégicas y ahí gana el narco”. Para él, la enseñanza es evidente: “Los criminales analizan la política. Si ven que dos países no se hablan, que las leyes son laxas o que un Estado está distraído, avanzan”.

Su conclusión sintetiza la urgencia: “Ni el terrorismo ni el crimen organizado van a desaparecer. La opción no es entre tener o no tener crimen, sino entre permitir que se coman al Estado o construir políticas serias, regionales y de largo plazo”. Y remata con una advertencia que atraviesa toda su mirada: “Estamos a tiempo, pero el tiempo corre”.