Mr. Bean es un sinónimo indisociable de la comedia física, un personaje que ha trascendido barreras idiomáticas y culturales desde su debut en 1990, convirtiéndose en uno de los mayores éxitos de exportación del Reino Unido. Sin embargo, el hombre detrás de la mueca, el actor británico Rowan Atkinson, ha sorprendido a sus seguidores al confesar que el personaje que le dio fama mundial es profundamente desagradable para él como persona.
En una reciente proyección de su serie de Netflix, El hombre contra el bebé (Man Vs Baby), Atkinson no tuvo reparos en criticar la personalidad de su icónica creación. El actor describió a Mr. Bean como un "niño anárquico, egoísta y egocéntrico". Su juicio fue contundente al imaginar una interacción personal con el personaje: "Me desagrada Mr. Bean como persona, ciertamente nunca me gustaría cenar con él".
Aun con su aversión personal, Atkinson logra ver el valor artístico del personaje, identificando un lado que le recuerda a sí mismo. El actor explicó que, al mismo tiempo, le gusta "como un personaje, porque posiblemente se parece un poco a como era yo a los 10 años, esa especie de egoísmo infantil y de resolver las cosas de una manera un poco excéntrica". No obstante, la línea entre la empatía por su excentricidad infantil y la molestia por su comportamiento adulto es clara para él: "Pero al mismo tiempo, no lo querría en mi casa".

Este distanciamiento de su personaje más famoso contrasta con su entusiasmo por su nuevo rol. Atkinson se refirió a Mr. Bean para diferenciarlo de Trevor Bingley, su personaje en El hombre contra el bebé. A Bingley lo definió como "posiblemente una de las personas más agradables que he interpretado". Atkinson admitió: "Me gusta bastante interpretar al chico agradable, lo cual no he hecho muy a menudo".