18/12/2025 - Edición Nº1045

Internacionales

Memorias paralelas

Chile, Brasil y la memoria incómoda: cómo dos películas cambiaron el debate

12/12/2025 | Dos relatos audiovisuales reactivan el debate sobre verdad, justicia y negacionismo en sociedades que aún disputan su pasado autoritario.



La irrupción del simbolismo del botón de nácar en Chile volvió a situar el debate sobre la memoria en el centro de la discusión pública. El hallazgo de ese objeto, vinculado a una víctima arrojada al mar durante la dictadura de Pinochet, condensó un horror que muchos creían incorporado, pero no necesariamente resuelto. La pieza actúa como recordatorio incómodo de una violencia estructural que permanece inscrita en la geografía política y emocional del país.

En paralelo, Brasil experimenta un fenómeno similar impulsado por el éxito de un documental que recupera la historia de la desaparición de Rubens Paiva, un episodio que moviliza a nuevas generaciones para confrontar un pasado que durante décadas se mantuvo difuso. En ambos extremos del continente, el lenguaje audiovisual cumple un rol que la institucionalidad no siempre logra sostener: devolver humanidad y urgencia a las narrativas de las víctimas ante contextos de creciente polarización.

Chile 


Chile es un país largo y estrecho que se extiende a lo largo del extremo occidental de América del Sur, con más de 6.000 km de costa del océano Pacífico. Santiago, su capital, se encuentra en un valle rodeado por los Andes y las montañas de la Cordillera de la costa chilena. La Plaza de Armas de la ciudad, palmerada, contiene la catedral neoclásica y el Museo Nacional de Historia. El enorme Parque Metropolitano ofrece piscinas, un jardín botánico y un zoológico.

Memoria en disputa

La reconstrucción de episodios traumáticos a través de películas y documentales ha permitido que sectores amplios reconecten con un periodo marcado por la violencia estatal. En Chile, los espacios de memoria como Villa Grimaldi dialogan con obras como el documental sobre el botón de nácar, invitando a reconocer que la persistencia de restos materiales o testimonios íntimos expone responsabilidades históricas que no pueden diluirse en coyunturas electorales. Este proceso ha cobrado fuerza ante discursos que buscan relativizar las violaciones a los derechos humanos.

En Brasil, el relato audiovisual de la familia Paiva irrumpe en un escenario donde la memoria institucional fue menos robusta y donde las amnistías dificultaron un proceso pleno de justicia transicional. El filme devuelve al presente una historia personal que interpela a la sociedad, revelando que las consecuencias de la represión no se limitan al pasado. También plantea que, sin un reconocimiento firme de la verdad, se mantiene abierta la puerta a expresiones contemporáneas de autoritarismo.


Rubens Beyrodt Paiva fue un ingeniero civil y político brasileño que, como congresista de la Cámara de Diputados de Brasil, se opuso a la implementación de la dictadura militar en Brasil en 1964.

Horizontes democráticos

La simultaneidad de estos procesos refuerza la idea de que la memoria es un campo político donde se negocian identidades, legitimidades y futuros posibles. En Chile, la tensión entre preservar los sitios de memoria y la emergencia de discursos negacionistas refleja un choque entre proyectos de país que difieren en su manera de comprender la democracia. La disputa no es simbólica: condiciona la capacidad institucional de proteger derechos en el presente.


Augusto José Ramón Pinochet Ugarte fue un oficial militar, político y dictador chileno. De 1973 a 1981, fue el líder de la junta militar, que en 1974 lo declaró presidente de Chile.

Brasil enfrenta un dilema similar, pues la revitalización del recuerdo de Paiva evidencia la fragilidad de una narrativa oficial que durante décadas evitó confrontar la magnitud de la represión. La recuperación de estos relatos abre la oportunidad de construir un consenso más sólido sobre la importancia de enfrentar el pasado, reconociendo que las sociedades que descuidan su memoria quedan expuestas a repetir sus sombras. En ambos casos, la cultura se erige como un puente entre el duelo histórico y la defensa contemporánea de valores democráticos.