15/12/2025 - Edición Nº1042

Política

Proyecto de país

Federico González: “La Argentina necesita promover un ejército de emprendedores”

12/12/2025 | El consultor y candidato a presidente propone educación orientada al emprendedorismo, critica la mirada económica de Milei y plantea 100 reformas para superar la grieta.



En su paso por El Living de NewsDigitales, el consultor y psicosociólogo Federico González explicó por qué decidió dar el salto de las encuestas a la competencia electoral como candidato a presidente para 2027.

Director de la consultora Federico González y Asociados y con décadas de trabajo en opinión pública, ahora busca instalar una agenda de reformas con eje en educación, emprendedorismo y superación de la grieta.

González se define como “psicosociólogo” porque viene de la psicología, pero cruzada con psicología social y psicología política: el estudio de los políticos como actores que toman decisiones y de la sociedad como sujeto político.

Desde ese lugar mira el presente argentino, el fenómeno Milei y los desafíos de un país que, asegura, “nunca terminó de consolidar un proyecto argentino común” y arrastra una inflación que conoció “desde niño en los años 60”.

Milei, la disrupción y el país inflacionario

Sobre Javier Milei, González no duda: “Llegó para quedarse y es un disruptivo, un outsider, un rockstar. Es un animal político, por más que diga que no lo es”. Reconoce que el actual presidente marcó un antes y un después y puso “en tela de juicio a la política tradicional”, pero advierte que la disrupción no garantiza profundidad: “Hay disrupciones que se quedan en la superficie y no sé si son las que demanda el país”.

Para él, el contexto fue determinante: una sociedad cansada de “sucesivos fracasos” y, sobre todo, de la inflación, un “mal endémico” que recuerda desde la infancia: el Rodrigazo, la patria financiera, la hiperinflación de Raúl Alfonsín y la salida de la convertibilidad. “Somos una rara avis —ironiza—: así como Japón fue una rara avis virtuosa, nosotros somos una rara avis que no termina de consolidar un proyecto común”.

González coincide con Javier Milei en la necesidad de ordenar la macroeconomía y lograr estabilidad, pero cree que la estrategia oficial es incompleta: “Si ordenamos la macro, inversiones y consumo van a mejorar, pero eso es insuficiente. Milei se concentra arriba; falta la estrategia de abajo hacia arriba”.

Un “ejército de emprendedores” y la usina de proyectos

Ahí aparece una de sus ideas fuerza: “la Argentina necesita un ejército de emprendedores”. Para González, no alcanza con liberar fuerzas del mercado: hace falta un Estado que intervenga “inteligentemente” para empoderar a los ciudadanos, empezando por la escuela.

“Hay que llevar el emprendedorismo a la escuela —plantea—, pero no como imposición, sino como opción. A los pibes, desde la primaria, hay que decirles: también podés ser emprendedor”. Recuerda la vieja lógica de “mi hijo el doctor” y denuncia que el sistema educativo sigue seteado solo para fabricar profesionales y empleados, no generadores de proyectos.

Retoma una frase de Juan Domingo Perón de 1973“todo argentino debe producir por lo menos lo que consume”— y le agrega su propio giro: producir más que lo que se consume y “aprender a vender el excedente”, con una consigna clara: “el mercado es el mundo”. Para eso propone un cambio cultural profundo: que las aulas se conviertan en “usinas de ideas, inventos, proyectos y emprendimientos”, financiando educación e innovación y recortando burocracia superflua.

También marca una diferencia con el discurso oficial sobre la “motosierra”: “Si el único instrumento que tenés es un martillo, todo lo ves como un clavo. Si el único instrumento es la motosierra, todo es recortar. La motosierra hace falta, pero también necesitás semilla, agua, abono y cosechadora. No hay que elegir: hay que tener las dos cosas”.

Estado, mercado, Vaca Muerta y una síntesis sin grieta

En su visión de país, González no se ubica ni en un estatismo cerrado ni en un laissez-faire absoluto. Reivindica la tradición de Domingo Faustino Sarmiento y Dardo Rocha como ejemplos de un Estado que pensaba en grande —escuelas, ciudades planificadas, puertos, polos productivos— y, al mismo tiempo, defiende la iniciativa privada como motor de riqueza: “Querer vivir mejor no es un pecado; la pregunta es a qué precio y con qué valores”.

Pone como caso emblemático a Vaca Muerta, al que describe como un proyecto transversal: “Lo empezó Cristina Kirchner, lo continuó Mauricio Macri, Alberto Fernández lo sostuvo en parte y Milei lo convirtió en razón de Estado. Esa es la Argentina virtuosa”. Aun cuando critica aspectos del RIGI y la letra chica de los incentivos, insiste en que hay que apoyar estos desarrollos pero sin quedarse ahí: “Vaca Muerta es clave, pero de ahí a que le llegue al bolsillo del argentino de a pie falta. No es esto o lo otro: hay que hacer las dos cosas”.

Su propuesta económica y política se ordena alrededor de una síntesis: superar la lógica binaria. “Argentina vive en un ping pong absurdo: tesis-antítesis, unitarios y federales, peronismo y antiperonismo, ahora la grieta. Falta la síntesis”, sostiene. En lo internacional, se define multilateralista: “Hay que tener buenas relaciones con todos, no casarse con ningún imperio. Hace falta una cancillería inteligente y políticas de Estado que estén por encima de los gobiernos”. 

En ese marco, sus “100 propuestas para la Argentina que se viene” aspiran a combinar estabilidad macroeconómica, impulso emprendedor, educación orientada a crear valor y un Estado que deje de ser botín de la grieta para convertirse en socio del talento argentino. Con una condición que, dice, debería ser obvia pero no lo es: “Si no tenés sensibilidad social, no podés ser presidente. Si no entendés lo que le pasa al argentino que sufre, no entendés a la Argentina”.