Quiénes suben y quiénes se derrumban: el ranking que inquieta a intendentes

El nuevo ranking de imagen de intendentes del Gran Buenos Aires cerró el 2025 con una postal contundente: mientras algunos gobernadores locales consolidan apoyo aun en plena crisis, otros se hunden en números que empiezan a comprometer su futuro político inmediato. En el conurbano, donde la calle marca la temperatura real de la política, cada punto de imagen pesa.

En el lote alto se revalidó un patrón que ya venía insinuándose. Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) volvió a liderar con 63,9% de imagen positiva, sostenido en obra pública, salud y una presencia territorial que explica su estabilidad incluso en meses ásperos para los municipios. Lo siguió Federico Achával (Pilar), con 62,8%, respaldado por expansión comercial, orden administrativo y un clima local más estable que el promedio del GBA.

El salto del mes lo pegó Diego Valenzuela (Tres de Febrero), que trepó hasta 62% y se metió en el podio. Su crecimiento se apoya en mejoras visibles en seguridad, pavimentación e iluminación, áreas que habían generado desgaste y que ahora empiezan a revertirse. El repunte lo reposiciona dentro del armado opositor bonaerense, donde cada intendente competitivo cuenta.

En el fondo del ranking, la foto es más cruda. Carlos Balor (Berazategui) quedó último con 33,6%, su mínimo del año, golpeado por reclamos persistentes en servicios, seguridad y mantenimiento urbano. Tampoco fue un buen cierre para Pablo Descalzo (Ituzaingó), que sufrió la caída más profunda del mes: -3,2 puntos, quedando en 40,7% en medio de conflictos por residuos y delitos.

El trío de los peor valorados lo completa Fernando Moreira (San Martín), con 41,5%, atrapado en un nivel bajo que no logra revertir. El mapa político que deja diciembre es claro: en un conurbano exigente y volátil, la gestión visible sigue siendo el único recurso capaz de blindar imagen; cuando eso falta, el desgaste golpea sin anestesia.