El presidente Javier Milei le tomó juramento al teniente general Carlos Alberto Presti, quien asumió la conducción del Ministerio de Defensa vistiendo uniforme. La inclusión del jefe del Ejército en el Gabinete rompió con la tradición democrática de mantener esa cartera bajo conducción civil, tal como sucedió desde el retorno de la democracia en 1983.
La asunción de Presti -quien pasó a disponibilidad de las Fuerzas Armadas para asumir el cargo- es vista por el oficialismo como una señal de fortalecimiento de la cooperación entre el Gobierno y las fuerzas castrenses, mientras que sectores de la sociedad y organizaciones de derechos humanos han expresado preocupación por la militarización de un área clave del Estado.
Carlos Alberto Presti nació el 23 de junio de 1966 y tiene una vasta trayectoria dentro del Ejército Argentino. Ingresó al Colegio Militar de la Nación en 1984 y egresó como subteniente en 1987, iniciando una carrera que lo llevó a desempeñar roles estratégicos, como comandante de la IV Brigada Aerotransportada, jefe del Regimiento de Asalto Aéreo 601 y director del propio Colegio Militar. También fue agregado de Defensa en distintas embajadas y comandó el batallón argentino de paz en Haití. Antes de su designación como ministro, ocupó el cargo de Jefe del Estado Mayor General del Ejército, posición que obtuvo por decreto presidencial a fines de 2023.
La llegada de Presti a la jefatura del Ministerio de Defensa también desató debate por su vínculo familiar con la última dictadura militar argentina: es hijo de Roque Carlos Presti, quien fue comandante del Regimiento de Infantería 7 de La Plata y estuvo a cargo de centros clandestinos de detención y tortura durante el régimen de facto (1976–1983). La figura de su padre ha sido mencionada por agrupaciones de derechos humanos como un elemento de crítica a la designación.
GZ