El respaldo público del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) a las consejeras del Consejo Nacional Electoral se produce en un momento de alta sensibilidad política, cuando el país sigue sin resultados definitivos tras las elecciones generales. El pronunciamiento no surge en el vacío, sino en medio de acusaciones cruzadas, denuncias de presiones y una creciente desconfianza ciudadana sobre la capacidad del sistema para cerrar el proceso con normalidad institucional.
La prolongación del escrutinio y la judicialización del debate electoral han convertido al CNE en el centro de la disputa política. Las consejeras respaldadas por COHEP quedaron expuestas a cuestionamientos que trascienden lo técnico y se inscriben en una lucha por el control del relato electoral, donde cada decisión administrativa es interpretada como una señal de alineamiento o confrontación.
El mensaje del COHEP apunta a un eje central: la necesidad de preservar la autonomía del órgano electoral frente a presiones políticas y mediáticas. Al respaldar a las consejeras, el sector empresarial no solo toma posición sobre personas concretas, sino que envía una señal sobre los límites que, a su juicio, no deberían cruzarse en la disputa por el poder. La intervención empresarial busca frenar una escalada que amenaza con erosionar la credibilidad institucional.
Este respaldo también refleja una lectura pragmática del contexto. Para el empresariado, la incertidumbre prolongada impacta directamente en la estabilidad económica, la inversión y la gobernabilidad. En ese sentido, la defensa del CNE funciona como una apuesta por el orden institucional más que como una adhesión ideológica, en un país donde los conflictos electorales han tenido históricamente costos sociales elevados.
El jefe del Estado mayor conjunto de Honduras desconoce la petición del régimen socialista de anular elecciones:
— Emmanuel Rincón (@EmmaRincon) December 11, 2025
“Reconoceremos y respaldaremos los resultados que exprese el CNE, emanados de la suma del 100% de las actas”pic.twitter.com/l0FmHe1eSn
La controversia en torno al CNE expone un problema estructural: la debilidad de los consensos básicos sobre las reglas del juego democrático. Cuando los actores políticos trasladan la disputa electoral al terreno de la deslegitimación del árbitro, el conflicto deja de ser coyuntural y se transforma en un cuestionamiento al sistema mismo. El respaldo del COHEP aparece así como un intento de contener ese desplazamiento.
Elecciones Honduras 🇭🇳
— Daniel Lacalle (@dlacalle) December 10, 2025
Con el 99,40% escrutado.
Se hunde la ultraizquierda chavista.
La libertad avanza. pic.twitter.com/Di8b5bpty7
Sin embargo, el apoyo empresarial no resuelve el fondo del problema. La legitimidad del proceso dependerá de la capacidad del CNE para concluir el escrutinio con transparencia verificable y de la disposición de los actores políticos a aceptar resultados adversos. De lo contrario, el cierre electoral hondureño corre el riesgo de consolidar un precedente donde la presión sustituye a las reglas, profundizando la polarización y debilitando la confianza democrática.