El intendente de Luján de Cuyo, Esteban Allasino, está a un paso de sellar una alianza electoral entre el PRO, La Libertad Avanza y Cambia Mendoza para las elecciones municipales de 2026. El acuerdo, que se replicará en otros cinco departamentos, no solo busca garantizar competitividad local sino que empieza a redefinir el tablero político mendocino.
Para Allasino, el entendimiento es casi una necesidad política. En las legislativas de octubre, el PRO quedó fuera de juego en Mendoza tras romper con la estructura que integraron LLA y el radicalismo. Ir en soledad volvió a demostrar su límite electoral. En cambio, Cambia Mendoza valora la gestión del jefe comunal, su perfil alejado de la rosca tradicional y su buena imagen en un distrito clave por volumen electoral.
El pacto no se limitará a Luján. También se replicará en Maipú, Santa Rosa, La Paz, San Rafael y Rivadavia, donde se elegirán concejales en febrero. Incluso, no se descarta la incorporación del Partido Demócrata, lo que ampliaría aún más la base del armado oficialista.
Las conversaciones vienen de larga data. Allasino mantiene un vínculo fluido con el gobernador Alfredo Cornejo, con el intendente capitalino Ulpiano Suarez y con el exdiputado Julio Cobos. También juega un rol clave el ministro de Gobierno, Natalio Mema, nacido en Luján, que fue un puente silencioso en la negociación. La relación política se tradujo, además, en obras públicas para el departamento.
Uno de los puntos centrales del acuerdo es el control de la lapicera. Allasino dejó en claro que será él quien defina las listas de concejales en su distrito, a diferencia de lo ocurrido en otros municipios donde LLA exigió lugares expectantes. En Luján, el ordenamiento interno lo manejará el intendente.
En Cambia Mendoza reconocen que el acuerdo tiene un valor estratégico mayor: ordena el escenario municipal, reduce la dispersión del voto y envía una señal de pragmatismo político de cara a 2027. Para Allasino, en tanto, la alianza funciona como plataforma de proyección personal y como consolidación de un liderazgo que busca trascender lo local sin resignar identidad.
El encastre está casi completo. Y, como suele pasar en política, no se trata solo de una elección: se trata del poder que viene después.