Al cumplirse 25 años del estreno de El Grinch, la película navideña dirigida por Ron Howard, el protagonista Jim Carrey, el director y el artista de maquillaje Rick Baker han revelado un insólito y turbio secreto detrás de bambalinas. La extenuante y dolorosa transformación física requerida para que Carrey se convirtiera en el personaje verde lo llevó a tal punto de desesperación que, según contó Ron Howard, el actor llegó a ofrecer devolver su salario de 20 millones de dólares con tal de renunciar al papel.

La fuente principal de la agonía de Carrey fue el extenso proceso de prótesis y maquillaje, que en los primeros días podía durar hasta ocho horas. Rick Baker relató que, inicialmente, el estudio tenía la intención de simplemente pintar a Jim Carrey de verde, buscando aprovechar el atractivo de la estrella. "El estudio dijo: ‘Le estamos pagando $20 millones a Jim y queremos verlo. Simplemente píntenlo de verde’", recordó Baker, quien se opuso rotundamente. Incluso Carrey estaba a favor de la transformación completa, aunque eso pronto se convertiría en su perdición.
Las prótesis resultaron ser extremadamente invasivas. El actor detalló que la nariz artificial le impedía respirar bien, obligándolo a respirar por la boca durante todo el rodaje. A esto se sumaba un traje hecho de pelo que le causaba una picazón insoportable en todo el cuerpo. Para colmo, los dedos largos del Grinch le impedían rascarse o tocarse la cara. Además, el uso de lentes de contacto completos que cubrían todo el globo ocular, diseñados para darle los característicos ojos verdes y amarillos, limitaba su visión a un "pequeño túnel" delante de él.
Ante este calvario, el director Ron Howard admitió que Carrey "empezó a tener ataques de pánico" y lo llegó a ver totalmente desesperado. La situación escaló hasta que Jim Carrey amenazó con abandonar la película después del primer día. La solución para evitar su partida fue la contratación de un profesional poco convencional: un hombre "que entrenaba a los militares para soportar el encarcelamiento y la tortura". Se trataba de Richard Marcinko, un exoficial que entrenaba a agentes de la CIA y fuerzas especiales en técnicas de resistencia.
Marcinko le enseñó a Carrey una serie de métodos para combatir la desesperación y los ataques de pánico. Entre las técnicas reveladas por el actor estaban golpearse fuertemente la pierna, comer todo lo que pudiera, cambiar los patrones de su entorno, y fumar cigarrillos en grandes cantidades. Sin embargo, lo que realmente ayudó a Carrey a superar el calvario del maquillaje fue la música, especialmente, la discografía de los Bee Gees.