El equipo de sacerdotes de villas y barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires expresó desde el Santuario de Nuestra Señora de Luján un fuerte reclamo por las condiciones de vida que atraviesan miles de familias, en el camino hacia la Navidad. Durante una celebración religiosa, los curas villeros detallaron las carencias estructurales que persisten en materia de vivienda, alimentación, salud y trabajo.
En un mensaje a la comunidad, los sacerdotes señalaron que “en esta Navidad, en nuestras villas y barrios populares siguen faltando cloacas y una verdadera integración socio-urbana”, y manifestaron su preocupación por el retorno de ciertos discursos públicos que hablan de “erradicación” o de “dinamitar” las villas, a los que calificaron como “una instigación a la violencia absolutamente inadmisible”.
Asimismo, advirtieron que “en esta Navidad, en muchas familias de nuestros barrios va a faltar pan, una mesa digna, juguetes y pan dulce”, y remarcaron la falta de acceso al agua potable y no potable en numerosos pasillos y calles, junto con la ausencia de obras pluviales necesarias para evitar inundaciones.
En materia de salud, los sacerdotes denunciaron que la atención continúa siendo insuficiente, con centros de salud desbordados, falta de medicamentos, psicólogos y otros servicios esenciales. A su vez, lamentaron que muchas familias no cuenten con trabajo digno, y señalaron la proliferación de empleo precario y emprendimientos sin perspectivas reales de sostenibilidad.
Pese al duro diagnóstico, los curas villeros destacaron la organización y la solidaridad comunitaria, al subrayar que “los primeros urbanizadores de nuestros barrios son los propios vecinos”, quienes transformaron basurales y terrenos abandonados en barrios consolidados. También valoraron el esfuerzo cotidiano para sostener comedores, compartir alimentos, garantizar servicios básicos y acompañar las necesidades de salud y trabajo.
Finalmente, apelando a la esperanza cristiana, afirmaron que “en nuestros barrios, en medio de la pobreza y las puertas que se cierran, Jesús sigue encontrando un lugar para nacer”, y pidieron la intercesión de la Virgen de Luján para que todos puedan acceder a “vivienda digna, pan, agua, salud y trabajo”.
Son sacerdotes de la Iglesia católica que desarrollan su tarea pastoral en villas y barrios populares, con una fuerte impronta social, comunitaria y territorial, centrada en el acompañamiento cotidiano de los sectores más vulnerables. Inspirados en la tradición de la opción preferencial por los pobres y en la figura del padre Carlos Mugica, estos curas combinan la labor religiosa con la denuncia de las desigualdades estructurales, el trabajo en comedores, centros comunitarios y espacios de contención frente a las adicciones, y una presencia activa en los debates públicos sobre vivienda, trabajo y dignidad humana.
Entre los curas villeros más emblemáticos de la Argentina se destacan el propio Carlos Mugica, asesinado en 1974; el padre Rodolfo Ricciardelli; el padre Toto de Vedia; el padre Gustavo Carrara, hoy arzobispo de La Plata; y el padre José María “Pepe” Di Paola, -referente actual del movimiento- todos reconocidos por su compromiso sostenido con los barrios más postergados del país.
GZ