24/12/2025 - Edición Nº1051

Internacionales

Tránsito extremo

Pekín impulsa un “rescate de tráfico” para escapar de los embotellamientos

21/12/2025 | Un sistema sorprendente permite a los conductores continuar su viaje aun cuando las autopistas quedan totalmente bloqueadas.



Pekín es una de las megaciudades más congestionadas del planeta. Sus autopistas radiales, los anillos de circunvalación y los accesos desde las zonas suburbanas pueden colapsar durante horas, especialmente en horarios de entrada y salida laboral. En este contexto nació un servicio tan particular como necesario: el llamado “rescate de tráfico, una alternativa que permite a los conductores seguir su ruta aun cuando la carretera está detenida por completo.

La propuesta se popularizó en los últimos años como respuesta directa a un fenómeno urbano que afecta a millones de personas. Pekín tiene un parque automotor enorme y un patrón de movilidad muy dependiente del auto privado, incluso con una red de transporte público colosal. Cuando llega un feriado nacional o comienzan las vacaciones, los accesos hacia otras provincias pueden transformarse en verdaderas paredes de autos. Las imágenes de caravanas interminables se repiten año tras año, con trayectos que pueden demorar el triple o incluso más.


Las autopistas de Pekín pueden quedar completamente bloqueadas durante horas.

El funcionamiento del sistema es sencillo de comprender pero sorprendente en su ejecución. Cuando un conductor queda varado en un atasco severo, puede solicitar asistencia mediante una aplicación o con un llamado directo. A partir de ese momento, una moto viaja hasta la posición exacta del vehículo atrapado. El motociclista recoge al conductor, lo equipa con el casco correspondiente y avanza entre los autos inmóviles hasta dejarlo en su destino final. Esa parte del trayecto suele demorar apenas una fracción del tiempo que tendría el viaje en coche.

Mientras eso ocurre, otro integrante del servicio se sube al auto del usuario y comienza a avanzar lentamente hasta el punto indicado. En una ciudad donde un embotellamiento puede extenderse durante dos, tres o incluso seis horas, esta alternativa se transformó en una herramienta clave para quienes tienen un compromiso impostergable.

El perfil de los usuarios es muy variado. Muchos son profesionales que necesitan llegar a reuniones fijadas con antelación. Otros son viajeros que deben tomar vuelos o trenes de larga distancia. También lo utilizan estudiantes, trabajadores de hospitales y empleados que no pueden permitirse un retraso importante. La cotidianeidad de Pekín hace que cualquier demora pueda generar conflictos laborales y personales, por lo que el servicio se convirtió en un recurso de emergencia para situaciones concretas.


Los anillos de circunvalación suelen registrar los peores atascos de la capital.

Los costos dependen del horario, la distancia, la gravedad del atasco y el tiempo estimado para trasladar el vehículo. Por lo general se cobra una tarifa base por el traslado en moto y otra por el manejo del auto. Algunas empresas incluyen seguimiento por GPS para que el cliente pueda ver la ubicación de su coche en tiempo real. Este sistema sumó confianza entre los usuarios, que al principio mostraban dudas sobre la seguridad de entregar su vehículo a un conductor externo.

Este fenómeno forma parte de un ecosistema más amplio de soluciones urbanas que buscan aliviar el estado crónico del tránsito en China. La capital lleva años implementando restricciones para emitir nuevas matrículas y sistemas de alternancia para reducir la cantidad de autos en circulación. Sin embargo, el crecimiento de la ciudad y la enorme densidad de la población siguen generando desafíos complejos.


Las motos del servicio permiten que el usuario avance aun cuando la ruta está paralizada.

El “rescate de tráfico” se transformó así en un ejemplo de creatividad aplicada al caos urbano. No resuelve la congestión estructural, pero funciona como una válvula de escape para quienes necesitan llegar a tiempo a lugares donde la puntualidad es indispensable. En una ciudad donde el tránsito puede convertir un desplazamiento simple en un problema interminable, cualquier alternativa que permita recuperar tiempo se vuelve una herramienta valiosa.