25/12/2025 - Edición Nº1052

Política

Falta de control

Explosiones en escuelas: el riesgo oculto detrás de los experimentos sin control

25/12/2025 | Las explosiones en ferias de ciencias reabrió el debate sobre la seguridad química en las escuelas y la falta de supervisión profesional en experimentos educativos.



Las ferias de ciencias y los experimentos en aulas suelen presentarse como la cara más atractiva y lúdica de la educación: chicos y chicas mezclando sustancias, probando reacciones y descubriendo la química de forma práctica. Pero sin supervisión profesional ni protocolos de seguridad, esa escena puede transformarse en algo muy distinto. El caso de Pergamino, donde la demostración de un experimento terminó en una fuerte explosión ante cientos de estudiantes y familias, encendió las alarmas sobre quién decide, diseña y controla estas actividades.

En diálogo con El Living de NewsDigitales, el presidente del Consejo Profesional de Química bonaerense, Carlos Colángelo, fue tajante al describir lo ocurrido: “En Pergamino lo que se armó fue una bomba. Se mezcló azufre, carbón y clorato de potasio, una sustancia regulada porque puede utilizarse para fabricar explosivos. El resultado fue una detonación en un sistema cerrado, con cerca de 300 personas delante, y una menor que casi pierde la vista por las esquirlas”.

Para Colángelo, el problema no es la ciencia, sino la ausencia de responsabilidad técnica: “Nosotros no estamos en contra de las ferias de ciencia, al contrario. Las ciencias están para ser tomadas, para divertirse con ellas, pero con riesgo cero. Eso implica analizar bien cada experiencia, qué sustancias se usan, qué reacciones pueden ocurrir y qué pasa si algo sale mal”. La escena de Pergamino, con una mezcla pirotécnica clásica preparada en un contexto escolar, expone lo contrario: improvisación, desconocimiento o subestimación del riesgo.

A partir de estos episodios, el Consejo de Química inició gestiones con el Ministerio de Educación para que cualquier docente o responsable de experiencias de laboratorio en escuelas -ya sea en clase o en ferias de ciencia- esté formalmente matriculado y capacitado. La propuesta incluye una matrícula específica de bajo costo y la obligación de realizar cursos de actualización en seguridad química y manejo de sustancias peligrosas. “Si para ejercer como médico o abogado se exige matrícula, no tiene sentido que alguien pueda manipular productos químicos frente a menores sin ningún tipo de control profesional”, cuestionó Colángelo.

El dirigente también vinculó esta situación con un problema más amplio: la cantidad de técnicos y profesionales en química que ejercen sin matrícula en fábricas, laboratorios, empresas y escuelas. A partir de acciones judiciales, el Consejo logró que instituciones educativas y compañías envíen listados de su personal, y la constatación -según describe- es clara: “Hay mucha gente ejerciendo funciones críticas sin estar registrada ni supervisada por el colegio profesional. Eso, en una actividad que trabaja con sustancias potencialmente peligrosas, es una puerta abierta a incidentes”.

La conclusión es que no alcanza con prohibir “ciertos experimentos”. Lo que se necesita es un sistema: protocolos claros, control de acceso a sustancias reguladas, formación obligatoria para quienes las manipulan y un cambio de cultura en el ámbito educativo. “Las ciencias pueden y deben ser atractivas para los chicos, pero nunca a costa de su integridad física. Si armamos un explosivo sin querer en una feria, es porque falló todo: diseño, supervisión y control. Nuestro desafío es que eso no vuelva a pasar”, cerró Colángelo.