16/12/2025 - Edición Nº1043

Internacionales

Conmoción en Inglaterra

Liverpool: el conductor que hirió a más de 130 personas será condenado

15/12/2025 | La Justicia avanzó hacia la sentencia tras el ataque ocurrido durante la celebración deportiva.



Lo que debía ser una jornada festiva para Liverpool terminó convertido en una escena de caos cuando un conductor embistió deliberadamente a grupos de personas que participaban del desfile de celebración por el título de la Liga Premier. Más de 130 asistentes resultaron heridos, entre ellos ocho niños, incluido un bebé de apenas seis meses, adultos mayores y familias que se encontraban disfrutando del evento.

El hecho ocurrió el 26 de mayo de 2025 en Water Street, una de las zonas más concurridas del recorrido. Miles de simpatizantes se habían agrupado para ver pasar el autobús descapotable que llevaba al plantel campeón, una tradición histórica en la ciudad desde hace décadas y que suele congregar multitudes. Cuando el desfile había terminado y la gente comenzaba a dispersarse, un vehículo aceleró sin control hacia la multitud.

El conductor, un hombre de 54 años, fue detenido en el lugar tras intentar huir. La investigación determinó que actuó movido por un arrebato de furia después de quedar atascado en el intenso tráfico generado por el evento. Según reconstruyeron los investigadores, el hombre perdió la paciencia mientras intentaba avanzar para encontrarse con un grupo de amigos, y en lugar de esperar decidió lanzarse hacia las zonas donde aún quedaban peatones.

Detalles de la audiencia y la admisión de culpabilidad

El responsable, Paul Doyle, enfrenta ahora una inminente condena. Se declaró culpable el mes pasado de 31 cargos, entre ellos nueve por causar lesiones corporales graves con intención y diecisiete por intento de causar lesiones graves. Durante la audiencia realizada en el Tribunal de la Corona de Liverpool, el fiscal explicó que Doyle actuó “en un ataque de ira”, sin motivaciones ideológicas ni vínculos extremistas.


El Tribunal de la Corona de Liverpool escuchó los cargos y la admisión de culpabilidad del acusado, en una audiencia marcada por testimonios e imágenes del ataque.

De acuerdo con la reconstrucción oficial, Doyle había quedado atrapado en el tráfico mientras se dirigía a recoger a unos amigos que habían asistido al desfile. Incapaz de avanzar y perdiendo cada vez más la paciencia, comenzó a tocar la bocina y a gritar para que la gente se apartara. En apenas dos minutos, transformó su vehículo en un arma: aceleró contra la multitud, embistió a peatones, arrastró a varios bajo el chasis y solo se detuvo cuando fue reducido por otros asistentes y detenido por la policía.

Imágenes de la cámara interna del auto, reproducidas en la sala, resultaron estremecedoras. En ellas se ve al hombre gritando fuera de sí, golpeando el volante y avanzando con violencia hacia zonas completamente densas de personas. Para muchos de los presentes, la agresión provocó un terror profundo: nadie lograba comprender por qué alguien había decidido arremeter de esa manera contra quienes minutos antes celebraban un día histórico.

El impacto en la ciudad y el debate sobre la seguridad

El ataque generó escenas de pánico. Algunas personas quedaron atrapadas bajo el vehículo, mientras otras fueron arrastradas varios metros. Testigos relataron que al principio muchos creyeron que se trataba de un atentado, debido a la violencia del impacto y la velocidad con la que el automóvil irrumpió en el área peatonal. Equipos médicos y de emergencia llegaron en minutos y montaron un operativo masivo de asistencia.


La zona de Water Street quedó acordonada mientras equipos forenses trabajaban tras el ataque con vehículo.

Liverpool tiene una larga tradición de celebraciones multitudinarias ligadas al deporte, especialmente al fútbol, donde la identidad local y la historia del club se mezclan con un fuerte sentido comunitario. Por eso, el ataque impactó de forma particular en la ciudad, que aún recuerda otras tragedias deportivas como el desastre de Hillsborough de 1989, un episodio que marcó profundamente la relación entre seguridad, organización y fútbol en el Reino Unido.

En este caso, las autoridades descartaron cualquier motivación extremista y lo definieron como un acto violento aislado. Sin embargo, el episodio reabrió el debate sobre cómo gestionar eventos masivos en espacios urbanos, especialmente en ciudades donde la participación popular suele ser masiva. También puso en discusión el rol de los controles de tránsito, los accesos cerrados y la necesidad de reforzar las barreras físicas que separan vehículos de zonas peatonales durante celebraciones de gran escala.


Servicios de emergencia asistieron a decenas de personas en el lugar, muchas con lesiones de distinto grado.

El hombre fue acusado de decenas de delitos por causar lesiones graves y poner en riesgo la vida de cientos de personas. Su sentencia se conocerá en las próximas semanas y se espera que reciba una pena significativa, dada la magnitud del daño. Mientras tanto, la ciudad continúa acompañando a los heridos y revisando los protocolos para que un episodio similar no vuelva a ocurrir.