La pesca fue uno de los sectores más golpeados de la economía en 2025. El repunte observado en el mes de octubre, una fotografía ampliamente celebrada por el Gobierno nacional, apenas sirvió para maquillar las alarmantes cifras del año en curso.
Si el foco está puesto en la película, el escenario es angustiante: caída del 10,1% en los niveles de actividad en el acumulado enero-octubre respecto a igual período de 2024, con desplomes interanuales de -74% en junio y -82,8% en julio, los peores indicadores de la última década.
Al derrumbe de los precios internacionales y las desventajas competitivas frente a empresas extranjeras se suman el bajísimo consumo interno, los costos laborales y logísticos, y una fuerte presión impositiva. La industria pesquera abona un canon por Derecho Único de Extracción (DUE) y un 6% por derechos de exportación (retenciones). A diferencia de otras actividades, la cadena de producción pesquera no tuvo rebajas ni quitas temporales en las retenciones.
El complejo panorama fue expuesto a NewsDigitales por el empresario pesquero marplatense Ciro D'Antonio, propietario del frigorífico del Sud Este y expresidente de la Cámara de Frigoríficos Exportadores de la Pesca (CAFREXPORT).
La entidad que supo liderar por más de una década llegó incluso a manifestarle cara a cara al subsecretario de Pesca y Acuicultura, Juan Antonio López Cazorla, las preocupaciones de sectores PyMEs durante una reunión en una ciudad de la costa atlántica.
“Tenemos un Estado que ignora al sector y no lo acompaña”, lamentó D'Antonio. Pese a conducir una de las pocas empresas que sostuvo su producción y no redujo empleos en 2025, advirtió que la firma no pudo cumplir con su objetivo más directo: “No ganamos dinero, que es el fundamento de cualquier empresa” indicó.
El panorama para 2026 tampoco parece alentador. Las empresas se preparan para no tomar riesgos y anticipan bajísimos niveles de inversión. “Hay que esperar que pase la ola”, grafican.
-¿Cuál es el balance del año? El sector venía de un 2024 muy complejo
-En lo general no fue un buen año. El balance es que fue un año de muchísimas dificultades para el sector. A nivel particular, nosotros logramos superar todas esas crisis para sobrellevar este año tan difícil. La situación está marcada por una estructura de costos que se deformó totalmente y por un Estado que ignora al sector y no lo acompaña.
-¿Usted hace esa diferenciación entre la situación general y su frigorífico? ¿Por qué motivos?
-A pesar de que algunos colegas tuvieron la desgracia de tener que cerrar y de que muchas empresas tuvieron que reducir personal, nosotros pudimos superarlo. No tuvimos que sacar empleados y mantuvimos la producción, pero no ganamos dinero, que es el fundamento de cualquier empresa. Vemos que, de no existir variables que modifiquen estas distorsiones -porque esto no tiene que ver con nuestras ganas o no de trabajar, sino con los valores internacionales y los precios de los commodities que se venden en todo el mundo-, la situación se vuelve insostenible. No es que, si no dan los números, subimos los precios y los corregimos como en otros productos. Tenemos un Estado que cobra los impuestos, que cobra por derechos de exportación o de extracción, cuando lo razonable es que un país, para protegerse, grave la importación de productos. Muy rara vez hay un país que grava lo que se exporta.
-¿Por qué cree que existe esta discriminación en el Gobierno nacional hacia el sector respecto del agro o de las economías regionales, que han tenido rebajas o quitas temporales de retenciones?
-En lo personal creo que hay un poco de ignorancia y mucho de prejuicio con esto de que es un sector extractivo. Nos dicen: “Ustedes van, lo sacan del agua, lo venden y se llenan de plata”, lo que tiene que ver con un desconocimiento total de la cadena de valor, de la gente ocupada y del trabajo que se genera. Me parece que hay mucho de eso y que no se quiere escuchar, porque hubo muchos intentos de acercarse a autoridades que realmente puedan tomar decisiones, pero hasta ahora no hemos obtenido resultados.
-Una actividad que tiene más del 90% del mercado en la exportación…
-El noventa y pico de lo que se captura se exporta; la industria está 100% basada en la exportación. Hoy, más allá de Mar del Plata, que siempre fue un clúster o una región de elaboración de filetes importantísima, la Patagonia ha crecido muchísimo. Las exportaciones pesqueras superan los 800 millones de dólares. La verdad es que no tiene razonabilidad y nos pone en condiciones muy desparejas respecto de compañías extranjeras que pueden desarrollar la misma actividad reubicando utilidades en el exterior, vendiendo a mejores precios y no ganando en el país, pero transfiriendo sus ganancias a otros lados. Lo vivimos con empresas españolas y con empresas chinas, y es cada vez más difícil poder competir.
-Es un sector cuyo valor social se centra en la mano de obra. ¿Hay dificultades para sostener los niveles de empleo?
-Ahí es donde está radicado el problema. No tiene que ver con ineficiencias nuestras. Tenemos un costo laboral que es razonable para un operario, pero que para nosotros es difícil de pagar en comparación con otros países. Puedo entender que la energía estuvo subsidiada muchos años y que no puede seguir así, pero tampoco podemos pasar en dos años a pagar casi un 300% más. Son variables externas que nos limitan, porque no hay mucho que podamos hacer salvo trabajar más para poder empatar.
-Esto de los costos de la energía impacta de lleno a los frigoríficos pesqueros...
-En nuestro caso particular, pasamos de pagar seis o siete mil dólares por mes con la anterior gestión política -cuando estaba subsidiada- a pagar 50 mil dólares. Son números demasiado distorsivos. Un obrero con 500 dólares comía, vivía y subsistía, y hoy con 1.000 dólares no puede.
-En la cuestión administrativa, de la que tanto se habla en relación con eliminar trámites y trabas a la actividad, ¿se ha avanzado o sigue siendo engorroso?
-En algunas áreas sí. Se simplificó bastante todo lo que tiene que ver con SENASA y con trámites que se hacen electrónicamente y se agilizan. En otros no. Hay pasos para sacar un barco a pescar que son un montón y siguen burocratizados, pero creo que eso sí va camino a simplificarse.
-A nivel bonaerense, ¿hay alguna expectativa de generar una mesa de trabajo?
-De momento no. Tampoco hay una defensa adecuada de la provincia de Buenos Aires en el Consejo Federal Pesquero. Hoy las provincias patagónicas tienen una agresividad en la defensa de sus propios derechos con la que nosotros no contamos. Estamos sumamente débiles en comparación.
-¿Cómo proyectan el 2026? ¿Tienen expectativad de mejora?
-Lo avizoramos con expectativa, viendo lo que pasa. La intención es no dejar de trabajar, pero sí tomar previsiones: va a ser otro año malo, para no hacer grandes inversiones ni grandes desarrollos y esperar que pase la ola.