18/12/2025 - Edición Nº1045

Internacionales

Paz total

Gustavo Petro bajo fuego: por qué dialoga con Calarcá y cierra la puerta a Mordisco

16/12/2025 | El contraste entre negociación y ofensiva militar revela las tensiones internas de la paz total y expone límites políticos y jurídicos del Gobierno.



La política de seguridad del presidente Gustavo Petro atraviesa uno de sus momentos más controvertidos al evidenciar tratamientos opuestos frente a actores armados que operan bajo lógicas similares. Mientras el Gobierno insiste en que la paz total requiere flexibilidad y pragmatismo, sectores políticos y sociales cuestionan la coherencia de una estrategia que dialoga con algunos jefes armados y persigue sin concesiones a otros.

El debate se intensificó tras las reacciones oficiales frente a dos figuras clave de las disidencias de las FARC: Calarcá Córdoba e Iván Mordisco. Ambos lideran estructuras responsables de violencia, control territorial y economías ilegales, pero han recibido respuestas diametralmente opuestas desde la Casa de Nariño. La diferencia no reside tanto en los delitos cometidos, sino en la disposición de cada actor a sentarse o no en una mesa de negociación.

Colombia


Colombia, oficialmente la República de Colombia, es un país ubicado principalmente en América del Sur con regiones insulares en América del Norte.

La lógica selectiva de la negociación

En el caso de Calarcá, el Ejecutivo ha optado por mantener abiertos los canales de diálogo, incluso frente a denuncias graves como el reclutamiento de menores y ataques armados contra comunidades y fuerzas estatales. El argumento oficial sostiene que se trata de una disidencia con potencial de reincorporación, al no haber firmado el acuerdo de paz de 2016 y conservar una estructura negociable dentro del marco de la paz total.

Esta postura ha generado críticas por lo que muchos interpretan como una flexibilización excesiva de los estándares éticos y jurídicos. Legisladores y analistas advierten que el mensaje implícito es que la voluntad de negociar pesa más que la naturaleza de los crímenes, lo que podría incentivar conductas violentas como moneda de cambio para obtener reconocimiento político o beneficios futuros.

Entre coherencia estatal y credibilidad política

El contraste se vuelve más evidente al observar el trato dispensado a Iván Mordisco, a quien Petro ha calificado sin ambigüedades como mafioso y narcotraficante, ordenando ofensivas militares y cerrando cualquier posibilidad de diálogo. La decisión se apoya en la negativa del jefe disidente a abandonar economías ilegales y en su confrontación directa con el Estado, pero reabre el dilema sobre la consistencia de la política gubernamental.

La paz total enfrenta así su principal desafío: definir criterios claros y sostenibles que eviten la percepción de arbitrariedad. Sin una línea coherente entre negociación, justicia y uso de la fuerza, el proyecto corre el riesgo de erosionar la confianza pública y debilitar la autoridad del Estado. La experiencia colombiana demuestra que la paz no solo depende de acuerdos, sino también de reglas creíbles que se apliquen sin dobles estándares.