18/12/2025 - Edición Nº1045

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El día que una moneda eligió un candidato en Perú: qué hay detrás de esa escena

16/12/2025 | El desempate en Salvemos al Perú mediante un sorteo legal revela debilidades internas y la crisis de representación rumbo a 2026.



La escena sorprendió incluso a un electorado acostumbrado a episodios atípicos: un lanzamiento de moneda definió al último candidato presidencial de Perú para las elecciones generales de 2026. El hecho ocurrió dentro del partido Salvemos al Perú, que recurrió al azar tras no poder resolver un empate en sus elecciones internas, dejando una imagen tan legal como políticamente incómoda.

El procedimiento, registrado en video y con presencia de autoridades electorales, determinó que el empresario Antonio Ortiz Villano se impusiera frente a otro aspirante tras elegir “cara”. Aunque el mecanismo está contemplado por la normativa peruana para casos excepcionales, la escena abrió un debate más amplio sobre la solidez institucional de los partidos y la calidad de sus procesos internos.

Perú


Perú es un país de América del Sur que es el hogar de una sección de la selva amazónica y Machu Picchu, una antigua ciudad inca en lo alto de las montañas de los Andes.

Legalidad sin legitimidad política

Desde el punto de vista jurídico, el sorteo no vulnera la legislación electoral. La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) prevé mecanismos de desempate cuando las internas no arrojan un ganador claro. En ese marco, el lanzamiento de una moneda se presentó como una salida reglada ante la imposibilidad de repetir la votación o alcanzar consensos internos.

Sin embargo, la legalidad no disipó las críticas políticas. Analistas y sectores de la opinión pública cuestionaron que una candidatura presidencial -símbolo máximo de representación democrática- se defina por azar. Para muchos, el episodio refleja partidos débiles, con escasa capacidad de deliberación y liderazgos poco consolidados.

Un síntoma de la crisis política peruana

El episodio no ocurre en el vacío. Perú llega a 2026 tras años de inestabilidad crónica, presidentes destituidos, fragmentación legislativa y una ciudadanía desconfiada. En ese contexto, la imagen de una moneda decidiendo una candidatura presidencial funciona como metáfora de un sistema político incapaz de ordenar sus propias reglas de competencia.

Más allá de Salvemos al Perú, el caso reabre una discusión estructural: sin partidos sólidos, programas claros y mecanismos internos creíbles, la democracia queda reducida a procedimientos formales. El sorteo fue legal, pero dejó una pregunta abierta que trasciende al candidato electo: qué tan representativas pueden ser las opciones que llegarán a la boleta en 2026.