La conformación del nuevo interbloque del peronismo en el Senado nacional quedó envuelta en polémica tras oficializarse el nombre elegido para identificarlo: Popular. La denominación, que ya fue comunicada formalmente a las autoridades parlamentarias, generó malestar, ironías y cuestionamientos dentro del propio PJ, donde algunos senadores ponen en duda tanto su carga simbólica como el mensaje político que transmite.
El clima quedó expuesto este martes por la tarde en los pasillos del Congreso. En el comedor del Senado, una senadora peronista expresaba su enojo sin filtros: “¡Populares! ¿A vos te parece? ¿A quién se le ocurrió ese nombre, quién fue el genio? ¡Van a decir que la Bullrich es la divina y que nosotros somos los populares!”.
La queja no fue casual. Varios legisladores asociaron de inmediato el nombre del interbloque con la dicotomía entre “divinas” y “populares” que popularizó la tira juvenil Patito Feo, emitida por Canal 13 entre 2007 y 2008. Aunque la comparación se deslizó en tono de broma, el trasfondo fue más serio: el temor a quedar encasillados en un relato ajeno a la tradición política del peronismo.

En los hechos, el nombre oficial del conglomerado es Interbloque Popular, tal como consta en la nota que el senador formoseño José Mayans, jefe del bloque kirchnerista, elevó a las autoridades de la Cámara alta.
Bajo esta nueva denominación trabajarán de manera coordinada 28 senadores nacionales. El esquema está compuesto por:
De este modo, se formaliza la articulación entre el kirchnerismo y aliados provinciales, con el objetivo de ordenar la estrategia parlamentaria en un Senado atravesado por negociaciones permanentes.
La conformación del interbloque también confirmó que Gerardo Zamora jugará como aliado del kirchnerismo en la Cámara alta, sumando a la senadora Elia Moreno, electa por el Frente Cívico santiagueño en los comicios de octubre.
Según fuentes parlamentarias, la elección del nombre Popular respondió a una condición explícita impuesta por el exgobernador: que el interbloque no llevara la palabra “peronista” ni ninguna referencia directa al peronismo.

El nombre fue parte de una negociación política para ampliar el frente legislativo, aun a costa de generar ruido interno en sectores del PJ que resisten resignar identidad partidaria.
La definición fue consensuada por la mesa de conducción del bloque kirchnerista, integrada además por Anabel Fernández Sagasti y Juliana Di Tullio.
Aunque el interbloque Popular ya fue formalizado, su armado no está completamente sellado. En el Senado circula la posibilidad de que Convicción Federal sume nuevos integrantes en las próximas horas, lo que modificaría la actual correlación de fuerzas.
Ese eventual movimiento impactaría directamente en el Bloque Justicialista, hoy el sector más numeroso del interbloque y el que concentra el mayor peso político. La reconfiguración podría influir en la toma de decisiones y en el perfil que adopte el espacio de cara a los próximos debates legislativos.
El debate por el nombre dejó al descubierto una tensión más profunda dentro del peronismo en el Senado: la necesidad de ampliar alianzas sin perder identidad política. En un contexto de fragmentación y negociaciones constantes, incluso una palabra puede convertirse en un mensaje.
Mientras algunos senadores apelan al humor y a la referencia cultural, otros advierten que el sello Popular refleja un momento de transición, donde el pragmatismo parlamentario convive con el riesgo de desdibujar símbolos históricos del peronismo.
TM