Ricardo Preve es uno de los cineastas argentinos con mayor recorrido internacional en el campo del documental y la investigación audiovisual. Con más de 25 años de trayectoria, trabajó para señales internacionales como National Geographic, Discovery, Al Jazeera, PBS y RAI, filmó en más de 80 países y dirigió proyectos que combinan ciencia, historia, derechos humanos y memoria, siempre con una fuerte impronta narrativa.
En su visita a El Living de NewsDigitales, Preve repasó sus inicios tras la crisis de 2001, su formación autodidacta, los riesgos asumidos en zonas de conflicto, su mirada sobre el cine argentino y el proceso creativo detrás de sus documentales más reconocidos, además de presentar su nuevo trabajo centrado en la figura del periodista argentino Ignacio Ezcurra, asesinado en Vietnam en 1968.
El punto de partida de su carrera audiovisual estuvo atravesado por la crisis económica argentina. Ingeniero agrónomo y forestal, Preve era presidente de una empresa agroforestal extranjera que decidió retirarse del país tras el colapso de 2001. Ese quiebre lo llevó a replantear su camino profesional.
“Como muchos argentinos, a mí me pasó en 2001. La empresa se fue del país y un amigo, el director Fernando Spiner, me dio una oportunidad para trabajar en una película suya. Así empecé”, recordó. Incluso el nombre de su productora, Esto del cine, nace de una advertencia familiar que terminó transformándose en motor personal: “Mis viejos me dijeron que el cine no era para mí. Entonces decidí que tenía que irme bien con esto del cine”.
Formado en la práctica y con una fuerte influencia de National Geographic, Preve desarrolló una concepción del documental que combina rigor científico y estructura narrativa clásica. “Nos decían que había que contar la ciencia como un cuento, con principio, medio y final, pero con una base sólida de evidencia”, explicó.
Ese enfoque lo llevó a realizar investigaciones de largo aliento y alto riesgo, como “Volviendo a casa”, sobre la recuperación del cuerpo de un marinero italiano muerto en la Segunda Guerra Mundial en el Mar Rojo, un proyecto que demandó cinco años, tres expediciones forenses y situaciones extremas: “Nos tomaron rehenes dos veces. Muchas veces pensás en abandonar, pero la perseverancia hace que todo llegue a buen puerto”.

Para Preve, el documental es un género vivo, donde la historia muchas veces se impone sobre la idea inicial. “En el documental no escribís un guion: salís a buscar la historia y a veces toma un giro completamente distinto”, afirmó. Ese es, para él, el verdadero rol del director: decidir cuándo cambiar el enfoque y cuándo empezar casi de nuevo.
Esa lógica atraviesa trabajos como “Los niños del Llullaillaco”, producido para National Geographic, donde fue uno de los primeros equipos en filmar dentro del espacio de conservación científica de las momias en Salta, o “Los huesos de Catherine”, sobre la primera mujer galesa fallecida en la Patagonia, un documental visto en más de 60 países. “Hay veces que uno tiene que ir muy lejos para descubrir historias de su propio país”, reflexionó.
Su nuevo documental, “Un precio que tenemos que pagar”, reconstruye la desaparición y asesinato del periodista argentino Ignacio Ezcurra durante la Guerra de Vietnam. Preve explicó que el caso lo obsesionó por años: “Me parecía muy raro que, en una guerra tan documentada, un periodista argentino pudiera desaparecer sin que nadie lo investigara”.
La investigación incluyó equipos en Argentina, Estados Unidos y Asia, y permitió acceder a fotografías inéditas, informes oficiales nunca publicados y testimonios clave. “Creemos que Ezcurra fue asesinado por ser periodista, por su trabajo. Esa información estuvo 60 años sin salir a la luz”, resaltó. Para Preve, el documental no solo reconstruye un crimen, sino que interpela a la memoria colectiva argentina: “Fuimos a Vietnam para descubrir quién era Ezcurra, pero también para entender quiénes somos nosotros como país”.
