Antonio “el Tano” Romano, fletero durante años y guitarrista fundamental del metal argentino. El músico de La Matanza visitó El Living de NewsDigitales para contarle al periodista Juan Ignacio Provéndola cómo se forjó una carrera a pulmón:
“Cuando fui parte de Hermética y después de Malón, mucha gente no entendía cómo podía seguir haciendo flete. Se imaginan que tenés que estar descansando en una quinta, pero el heavy metal es de laburante”.
Romano no romantiza la precariedad, pero tampoco la reniega. Las primeras giras de Hermética fueron, según contó, una escuela brutal: rutas sin autovías, camionetas manejadas por la propia banda y escenarios armados como se podía: “Llegábamos a lugares para 80 o 100 personas, con sonido rebotado y escenarios con agujeros. Tapábamos todo con puertas de los baños y salíamos a tocar”, recordó.
Entre tantas historias, el Tano recordó algunas como quedarse sin combustible en pleno invierno, caminar kilómetros hasta un surtidor abandonado o viajar de noche con niebla cerrada detrás de un camión. Pero también hubo momentos reveladores: “La primera vez que vi una montaña fue en Córdoba. Abrí la puerta del motorhome y tenía el cerro adelante. Para un pibe de La Matanza eso fue un flash total”.
Con Malón, el camino se amplió. Latinoamérica y Europa recibieron canciones que ya tenían una historia encima. “Vas por primera vez llevando tu música y te encontrás con gente que te está esperando, que canta tus canciones, disfruta tus riffs, de tus melodías. Es una cosa re loca”, explicó. El guitarrista subrayó la identificación de argentinos y latinoamericanos con letras que hablan de realidades compartidas: trabajo, injusticia, resistencia.

“No es lo mismo viajar de vacaciones que ir a tocar y encontrarte con gente que siente lo mismo que vos”.
El aniversario del disco debut de Malón funcionó como espejo del tiempo. En los shows conviven generaciones: “Los veteranos ahora están más atrás, cerca del baño, y controlando que los pibes no se lastimen en el pogo”, bromeó. Para el guitarrista, ver a chicos jóvenes cantando canciones de hace 30 años confirma que algo quedó bien hecho: “Es el sueño de todo músico llegar al corazón de la gente de esa manera”, sostuvo.
Hoy, el escenario es otro. In-ears, equipos modernos y un staff técnico sólido permiten tocar con comodidad y precisión. “Ahora disfrutamos cosas que antes no veíamos, porque siempre íbamos para adelante”, dijo. Destacó el rol del iluminador Tito Romero, respetado incluso por bandas internacionales como Iron Maiden, y celebró que el público valore cómo suena y cómo se ve el show: “Escuchar que al otro día dicen ‘qué bien sonó’ también es una alegría”.
Para cerrar el año de la mejor manera, Malón tocará el 20 de diciembre a las 19:00 horas en el Teatro Flores de CABA. Pero la leyenda viviente del metal argentino no corre detrás del calendario. Anticipó que 2026 estará marcado por nuevos shows de La H no murió, su banda junto a Claudio O’Connor, Karlos Cuadrado y Javier Rubio. Sobre el futuro creativo fue claro: “Sigo componiendo, probando afinaciones, buscando sonidos. El disco sale cuando están los temas”. La fórmula no cambió en décadas: trabajo, pasión y una guitarra que sigue contando historias.