A lo largo de su historia, la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA vio participar a selecciones de países que ya no existen. Uno de los casos más notables es Yugoslavia, que participó en ocho mundiales y alcanzó las semifinales en 1930 y 1962. Alcanzó dos veces las semifinales en 1930 y 1962.
La desintegración de Yugoslavia en la década de 1990 dio lugar a nuevas naciones, como Serbia, Croacia, y Bosnia y Herzegovina, que ahora compiten por separado.
Por otro lado, está el caso emblemático de la República Federal de Alemania (RFA) y República Democrática Alemana (RDA), que surgieron tras la Segunda Guerra Mundial.
La RFA ganó tres Copas del Mundo (1954, 1974, 1990), mientras que la RDA participó solo en 1974, logrando una histórica victoria ante la RFA. Ambas Alemanias se reunificaron en 1990.

La Unión Soviética, otro gigante político, compitió en siete mundiales, logrando llegar a las semifinales en 1966. Incluso, jugó contra Argentina en el Mundial de Italia 1990. La albiceleste se impuso 2 a 0 con goles de Jorge Burruchaga y Pedro Troglio. Con su disolución, Rusia se convirtió en el principal sucesor futbolístico.
En el caso de Checoslovaquia, conocida por llegar a las finales en 1934 y 1962, se dividió pacíficamente en República Checa y Eslovaquia en los años 90. Zaire, hoy conocida como la República Democrática del Congo, tuvo su única aparición mundialista en 1974, mientras que las Indias Orientales Neerlandesas participaron en el Mundial de 1938 y posteriormente se independizaron como Indonesia.
Finalmente, Serbia y Montenegro, nacida de la disolución de Yugoslavia, duró unos pocos años a inicios del siglo XXI y jugó su único Mundial en 2006. Ese mismo año, 4 días antes de iniciar el Mundial de Alemania, el 5 de junio, se oficializó la proclamación de independencia de Montenegro respecto a Serbia.
Al finalizar la Copa del Mundo, en la que la selección balcánica no consiguió sumar ni un punto, la federación serbomontenegrina fue totalmente disuelta, siendo reemplazada por la federación de Serbia.