La relación entre el PRO y La Libertad Avanza ingresó en una fase de ruptura abierta y sin retorno inmediato. Lo que durante meses se sostuvo como una convivencia forzada, basada en acuerdos tácticos y gestos de pragmatismo legislativo, terminó de quebrarse tras la sesión del Presupuesto 2026. En el macrismo ya no hablan de diferencias ni de tensiones acumuladas, sino de un quiebre político definitivo.
El punto de inflexión fue el debate presupuestario en la Cámara de Diputados, donde el PRO interpretó que el oficialismo avanzó con una estrategia deliberada de acuerdos con el kirchnerismo y sectores provinciales, sin ningún tipo de consulta ni aviso previo a sus supuestos aliados. Esa escena selló una desconfianza que venía creciendo desde hace meses y dejó expuesta la fragilidad del entendimiento parlamentario.
“La relación está rota. Les va a costar mucho volver a ganarse nuestra confianza”, repiten en el entorno de Cristian Ritondo, jefe del bloque PRO. En la bancada amarilla sostienen que no se trató de un error reglamentario ni de una improvisación, sino de una decisión política consciente que desconoció compromisos asumidos y reglas básicas de funcionamiento interno.
El propio Ritondo fue uno de los más duros durante la sesión. Desde su banca, apuntó directamente contra la conducción de la Cámara y responsabilizó a La Libertad Avanza por la ruptura. “Que quede bien claro que la falta de códigos y de respeto a los compromisos asumidos corren por cuenta de La Libertad Avanza”, afirmó, al tiempo que anticipó una presentación judicial por considerar que se violaron disposiciones de la Constitución Nacional.
El malestar también alcanzó al entorno de Mauricio Macri, que siguió de cerca el desarrollo del debate. Cerca del expresidente señalaron como responsables directos al titular de Diputados, Martín Menem, y al asesor presidencial Eduardo “Lule” Menem, por haber tejido acuerdos con gobernadores del norte y el kirchnerismo. “Esto es volver a foja cero”, resumieron, dando por terminado cualquier esquema de cooperación política estable.
Otro eje central del conflicto fue el rechazo al artículo del Presupuesto que contemplaba el pago a la Ciudad de Buenos Aires por la deuda de coparticipación. Se trataba de un reclamo clave para el PRO y de una negociación que había encabezado Jorge Macri con el ministro del Interior, Diego Santilli. En el entorno del jefe de Gobierno porteño insistieron en que el Ejecutivo nacional debe cumplir con el fallo de la Corte Suprema.
En el PRO interpretaron que el oficialismo intentó forzar apoyos internos al mezclar ese reclamo con medidas de alto costo político, como la derogación de las leyes de Discapacidad y de financiamiento universitario. La maniobra fracasó y el capítulo completo fue rechazado, profundizando aún más el quiebre entre ambos espacios.
La ruptura ya tiene impacto territorial. Intendentes del PRO en la provincia de Buenos Aires denuncian que La Libertad Avanza dificulta la gobernabilidad en los concejos deliberantes y enumeran conflictos en distritos como Vicente López, San Isidro, Junín, Pergamino, 9 de Julio, Arrecifes, Pinamar y Zárate, donde el diálogo político quedó prácticamente congelado.
Con este nuevo escenario, las reformas que busca impulsar el Gobierno, dependerán de mayorías que hoy no están garantizadas. En el PRO son categóricos: la etapa de acompañamiento terminó y la relación con La Libertad Avanza quedó reducida a negociaciones puntuales, sin confianza política ni alianza estratégica de fondo.
Cristian Ritondo es un dirigente surgido de la política tradicional: comenzó su carrera en los años noventa dentro del peronismo menemista en la Ciudad de Buenos Aires, fue legislador porteño por el PJ, luego transitó el duhaldismo y, con el reordenamiento del mapa político, terminó incorporándose al armado que daría origen al PRO, donde se consolidó como operador clave y figura de confianza del macrismo, primero en la Legislatura bonaerense y más tarde como ministro de Seguridad de María Eugenia Vidal.
En paralelo, su nombre quedó asociado a polémicas por su patrimonio, en particular por la existencia de varios departamentos y propiedades declaradas a su nombre y al de su entorno familiar, un tema que generó denuncias mediáticas y cuestionamientos políticos, aunque sin derivar hasta ahora en condenas judiciales ni sentencias firmes por enriquecimiento ilícito.
GZ