Las candidaturas testimoniales volvieron a quedar en el centro de la escena política tras las elecciones nacionales y bonaerenses. Casos como el de Diego Santilli, reelecto diputado nacional y luego designado ministro del Interior del gobierno de Javier Milei, o el de Verónica Magario, que se postuló para la Legislatura bonaerense pese a presidir el Senado provincial, reabrieron la discusión sobre si estas prácticas constituyen o no un engaño al electorado.
Más allá del debate teórico, el dato concreto es que ambos dirigentes abandonaron los cargos para los que fueron votados. Lejos de ser una excepción, se trata de una práctica extendida en la política argentina, especialmente en el ámbito municipal, donde intendentes y funcionarios suelen encabezar listas sin intención real de asumir.
Ese esquema volvió a quedar expuesto en el municipio de Merlo. Allí, de los ocho concejales que Fuerza Patria obtuvo en las elecciones locales de septiembre —donde se impuso con el 44 por ciento de los votos— solo tres asumieron efectivamente sus bancas en el Concejo Deliberante. Los otros cinco decidieron continuar en sus cargos dentro del Ejecutivo municipal.
Entre quienes no asumieron se encuentran funcionarios clave de la gestión local: el secretario de Desarrollo Social, Lucas Scarcella; la responsable de Educación, Cultura y Deportes, Silvana Zahana; Mauricio Canosa, al frente de la Secretaría de Delegaciones; Carlos Farina, subsecretario de Deportes; y Julio César Jacina, director de Tránsito. En sus lugares ingresaron los concejales suplentes Diego Bello, Flavia Abdala, Jonathan Reineck, Jesica Uño y Martín Pinto.
En contraste, María Fernández Galeano, Noelia Quiroga y Julieta Troncoso sí prestaron juramento y ocuparon las bancas para las que fueron electas. La situación llamó la atención no solo por el número de renuncias, sino porque entre los que optaron por no asumir se encuentran los tres primeros candidatos de la lista impulsada por el intendente Gustavo Menéndez.
El propio Menéndez participó del acto de asunción del nuevo Concejo Deliberante y dejó un mensaje de tono institucional. “El mensaje hacia todos es anteponer los sagrados intereses de nuestro pueblo y de la Patria frente a las distintas peleas y discusiones que pueden haber en el ámbito local, provincial o nacional”, afirmó.
Sin embargo, puertas adentro del distrito, lo ocurrido reavivó cuestionamientos sobre el uso de candidaturas testimoniales como herramienta electoral. La decisión de que la mayoría de los concejales electos no asuma sus bancas volvió a poner en debate los límites entre la estrategia política y el respeto al mandato otorgado por los votantes.
Se llama candidatura testimonial a la que busca que un funcionario pueda ingresar el Parlamento, pero ocultand la intención real de no asumir el cargo. Su presencia en la lista sólo responde al propósito de traccionar votos, ordenar una lista o fortalecer a su espacio. En criollo: se postula para ganar, no para gobernar desde esa banca. Es legal, pero políticamente discutida porque muchos la leen como una estafa al votante. En Argentina hay antecedentes de sobra: Daniel Scioli y Sergio Massa encabezaron listas testimoniales en 2009
GZ