24/12/2025 - Edición Nº1051

Internacionales

Represión política

Después del 28-J en Venezuela: el método silencioso que obliga al exilio

22/12/2025 | Tras las elecciones, cientos de venezolanos pasaron de la clandestinidad interna a la salida forzada del país ante el avance represivo.



El 28 de julio marcó un punto de inflexión en la dinámica represiva venezolana. Lejos de un estallido inmediato y visible, el endurecimiento posterior a la jornada electoral activó un mecanismo menos ruidoso pero igual de efectivo: la expulsión indirecta de opositores, activistas y ciudadanos comunes mediante el miedo. El resultado fue una ola de salidas urgentes, desordenadas y, en muchos casos, clandestinas.

La secuencia se repite con variaciones mínimas. Primero, la señal de alerta: visitas de cuerpos de seguridad, citaciones informales, llamadas sin respaldo judicial o advertencias transmitidas por terceros. Luego, el repliegue doméstico. Cambios constantes de domicilio, abandono de teléfonos, suspensión de actividades públicas. La clandestinidad interna se vuelve una antesala forzada del exilio.

Venezuela 


Venezuela es un país en la costa norte de América del Sur con diversas atracciones naturales. A lo largo de su costa caribeña se encuentran islas turísticas tropicales, como la Isla de Margarita y el archipiélago de Los Roques. Al noroeste se encuentran las montañas de los Andes y la ciudad colonial de Mérida, una base para visitar el Parque Nacional de Sierra Nevada. Caracas, la capital, está al norte.

Clandestinidad como tránsito

A diferencia de la migración económica, estas salidas no responden a planificación ni a redes previas. La urgencia reduce márgenes de decisión y empuja a rutas irregulares, pasos fronterizos no oficiales y vuelos adquiridos a último momento. El costo financiero es alto, pero el riesgo personal lo es aún más. No huir se percibe como una amenaza inmediata.

La ausencia de procesos judiciales formales es un rasgo central. No hay expedientes ni imputaciones claras, lo que dificulta la denuncia internacional y deja a las víctimas en una zona gris. La amenaza funciona por anticipación: basta la posibilidad de detención arbitraria para activar la salida. El control opera sin dejar huellas legales visibles.

El exilio como política silenciosa

El impacto va más allá de los individuos afectados. La salida acelerada de dirigentes locales, testigos electorales y referentes comunitarios produce un vaciamiento organizativo que debilita la capacidad de articulación social y política. El exilio deja de ser una consecuencia colateral y se consolida como un instrumento de neutralización.

Así, la represión se redefine. No necesita cárceles llenas ni juicios mediáticos. Funciona a través del desgaste, el aislamiento y la expulsión tácita. El fenómeno posterior al 28J sugiere que el poder en Venezuela ha perfeccionado una lógica de control de bajo ruido, donde el miedo sustituye a la condena y la frontera reemplaza a la celda.