El Departamento de Justicia de los Estados Unidos difundió miles de documentos vinculados al caso de Jeffrey Epstein, el financista condenado por delitos sexuales que murió en prisión en 2019, pero la publicación estuvo marcada por fuertes censuras, archivos faltantes y una controversia política inmediata.
Los documentos incluyen fotografías, denuncias antiguas, registros de investigaciones y material que menciona a figuras públicas de alto perfil, entre ellas el expresidente Bill Clinton. Sin embargo, uno de los aspectos que más llamó la atención fue la ausencia de referencias directas al actual presidente Donald Trump, pese a que su nombre había aparecido en filtraciones y publicaciones anteriores relacionadas con Epstein.

Según explicó el propio Departamento de Justicia, la divulgación fue parcial debido al enorme volumen de material pendiente de revisión y a la necesidad de proteger la identidad de las víctimas, un argumento que no logró desactivar las críticas. Numerosos documentos fueron publicados con páginas enteras tachadas y otros directamente no aparecieron en el conjunto final.
La publicación respondió a una ley aprobada por amplia mayoría en el Congreso que obligaba al Gobierno a liberar todos los archivos disponibles sobre Epstein. La norma fue impulsada luego de años de reclamos por falta de transparencia y por la percepción de que el caso involucró a sectores de poder que nunca rindieron cuentas.

Lejos de cerrar el tema, la difusión incompleta reavivó el escándalo y generó tensiones dentro del propio oficialismo. Legisladores republicanos y demócratas cuestionaron el alcance real de la publicación, especialmente por la eliminación posterior de al menos 16 fotografías del sitio oficial del Departamento de Justicia, entre ellas una imagen en la que aparecía Trump, retirada sin explicación pública.
Trump no ha sido acusado de ningún delito relacionado con Epstein y ha negado reiteradamente haber tenido conocimiento de sus crímenes. Aun así, su relación social con el financista en los años noventa y comienzos de los 2000 ha sido ampliamente documentada, lo que alimenta el debate sobre qué información permanece fuera del alcance público.

Entre los archivos difundidos hay fotografías de personalidades del mundo político, empresarial y cultural, como músicos, figuras de la televisión y miembros de la realeza. En muchos casos, las imágenes carecen de fecha o contexto, y ninguna de las personas mencionadas fue acusada formalmente de delitos vinculados a Epstein.
También apareció una denuncia presentada ante el FBI en 1996, en la que ya se alertaba sobre la posible participación de Epstein en delitos relacionados con menores, muchos años antes de que las investigaciones oficiales avanzaran. Para críticos del Gobierno, este punto refuerza la idea de fallas sistemáticas y encubrimientos prolongados.

Entre los nombres que reaparecen figura Andrew Mountbatten-Windsor, ex duque de York, quien perdió sus títulos honoríficos por su vínculo con Epstein y ha negado cualquier conducta ilegal.
Varias víctimas expresaron públicamente su frustración por la cantidad de información oculta y por la falta de documentos internos del Departamento de Justicia, como informes y correos electrónicos sobre la gestión de la causa, que la ley también exigía divulgar. Aunque la Casa Blanca sostuvo que la publicación demuestra compromiso con la transparencia, lo cierto es que el material se dio a conocer solo después de la presión legislativa, y aún quedan cientos de miles de páginas bajo revisión.
A más de cinco años de la muerte de Epstein, el caso sigue siendo una herida abierta en la política estadounidense: un entramado de poder, silencios y omisiones que continúa generando desconfianza pública y deja en evidencia que la verdad completa todavía no salió a la luz.