Una investigación contra el crimen organizado derivó en la desarticulación de una red dedicada al tráfico ilegal de armas de fuego en la provincia de Buenos Aires. El operativo fue llevado adelante por el Departamento Federal de Investigaciones de la Policía Federal Argentina, con fiscalización del Ministerio de Seguridad Nacional, y culminó con la detención de dos hombres, entre ellos un mecánico armero conocido como el “Gordo Cuevas”.
Según informaron fuentes policiales, Cuevas estaba vinculado a la barra brava del Club Deportivo Laferrere y cumplía un rol clave en la provisión de armamento a organizaciones delictivas y narcocriminales que operan en el conurbano bonaerense. En los procedimientos se secuestraron más de 60 armas de fuego de distintos calibres, además de miles de municiones y equipamiento para su recarga.

La pesquisa se desprende de una causa previa en la que ya había sido desmantelada una estructura criminal dedicada a secuestros extorsivos. A partir de ese expediente, investigadores del Departamento Antisecuestros Sur profundizaron las tareas y lograron identificar la existencia de un “testaferro de armas de fuego”, encargado de encubrir la adquisición legal de armamento para luego desviarlo al mercado ilegal.
Con intervención de la Fiscalía Federal N°1 de Morón, a cargo de Sebastián Lorenzo Basso, los efectivos establecieron que la organización utilizaba a personas habilitadas como legítimos usuarios para obtener credenciales en la categoría de guarda “G2”, que permite la tenencia de entre 9 y 49 armas. Una vez compradas, esas armas eran cedidas de manera clandestina a delincuentes ligados a la barra de Laferrere y a otras bandas criminales. El mismo circuito se repetía con la adquisición y posterior comercialización ilegal de municiones.
Las tareas de inteligencia permitieron identificar a Cuevas como mecánico armero y custodio de “Fredy”, un delincuente señalado como secuaz de “Chaki Chan”, actualmente detenido y con un extenso prontuario que incluye su presunta participación en al menos 16 homicidios y el liderazgo de una narcobanda en la zona oeste del conurbano. Además, se detectó a otros sospechosos que habían adquirido en promedio unas 25 armas cada uno, muchas de ellas de igual marca, modelo y calibre, y que declaraban domicilios inexistentes.
Con el cúmulo probatorio reunido, el Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N°3 de Morón ordenó once allanamientos simultáneos en Isidro Casanova, Villa Luzuriaga, San Justo, Virrey del Pino, Laferrere, Hurlingham, Adolfo Sourdeaux y Cañuelas. Allí se concretaron las detenciones y el secuestro de 37 pistolas calibre 9 mm, 5 calibre .45, 2 calibre .40, 2 calibre .22, dos revólveres, escopetas, carabinas, un fusil, pistolones, 88 cargadores, más de 2.000 municiones, máquinas de recarga y abundante documentación de interés.