26/12/2025 - Edición Nº1053

Internacionales

Cultura y poder

Navidad borrada: por qué China y Corea del Norte niegan el 25 de diciembre

24/12/2025 | En países como China, Corea del Norte, Vietnam y Laos, la Navidad no es feriado oficial por razones políticas y de control cultural.



La ausencia de la Navidad como festividad oficial en algunos países de Asia no responde únicamente a diferencias culturales o religiosas, sino a decisiones políticas que reflejan una relación tensa entre el Estado y las expresiones de fe o identidad importadas. En China, Corea del Norte, Vietnam y Laos, el 25 de diciembre transcurre como un día laboral común, una señal clara de cómo el poder político delimita qué tradiciones merecen reconocimiento público.

En China, la Navidad ha sido reducida a un fenómeno comercial despojado de su contenido religioso. Aunque las luces y los árboles aparecen en grandes ciudades, el Estado mantiene una postura restrictiva frente a cualquier manifestación espiritual que escape a su control. La festividad, tolerada solo como consumo, evidencia una lógica donde la cultura es aceptable únicamente si no cuestiona la autoridad política.

Asia 


Asia es el continente más grande del mundo tanto por superficie como por población. Cubre un área de más de 44 millones de kilómetros cuadrados, alrededor del 30% de la superficie total de la Tierra y el 8% de la superficie total de la Tierra.

Ideología y vigilancia

El caso de Corea del Norte es aún más extremo. Allí, la Navidad no solo carece de reconocimiento oficial, sino que su celebración está directamente prohibida. El régimen reemplazó las festividades religiosas por conmemoraciones centradas en el liderazgo político, dejando en claro que la lealtad al Estado debe ocupar el lugar de cualquier fe alternativa.

En Vietnam y Laos, aunque la represión no es tan visible, la exclusión de la Navidad del calendario oficial refleja una herencia ideológica que prioriza la homogeneidad cultural y la supervisión estatal sobre las expresiones religiosas. La celebración queda confinada a minorías y espacios privados, sin reconocimiento institucional.

Tradición excluida

Este enfoque revela una constante: la incomodidad del poder frente a tradiciones que no controla. Al negar estatus oficial a la Navidad, estos Estados refuerzan una visión del espacio público donde la diversidad cultural y religiosa es tolerada solo en la medida en que no se traduzca en visibilidad o legitimidad social.

Más allá de la fecha, el debate es más profundo. La exclusión de la Navidad como festividad oficial expone cómo ciertos regímenes priorizan la disciplina ideológica sobre la pluralidad cultural. En ese marco, la ausencia del 25 de diciembre en el calendario no es neutral: es una expresión del vínculo entre poder, control y libertad cultural.