La ausencia de la Navidad como festividad oficial en algunos países de Asia no responde únicamente a diferencias culturales o religiosas, sino a decisiones políticas que reflejan una relación tensa entre el Estado y las expresiones de fe o identidad importadas. En China, Corea del Norte, Vietnam y Laos, el 25 de diciembre transcurre como un día laboral común, una señal clara de cómo el poder político delimita qué tradiciones merecen reconocimiento público.
En China, la Navidad ha sido reducida a un fenómeno comercial despojado de su contenido religioso. Aunque las luces y los árboles aparecen en grandes ciudades, el Estado mantiene una postura restrictiva frente a cualquier manifestación espiritual que escape a su control. La festividad, tolerada solo como consumo, evidencia una lógica donde la cultura es aceptable únicamente si no cuestiona la autoridad política.
El caso de Corea del Norte es aún más extremo. Allí, la Navidad no solo carece de reconocimiento oficial, sino que su celebración está directamente prohibida. El régimen reemplazó las festividades religiosas por conmemoraciones centradas en el liderazgo político, dejando en claro que la lealtad al Estado debe ocupar el lugar de cualquier fe alternativa.
En Vietnam y Laos, aunque la represión no es tan visible, la exclusión de la Navidad del calendario oficial refleja una herencia ideológica que prioriza la homogeneidad cultural y la supervisión estatal sobre las expresiones religiosas. La celebración queda confinada a minorías y espacios privados, sin reconocimiento institucional.
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— Julio @𝕿𝖊𝖑𝖊𝖌𝖗𝖆𝖋𝖎𝖆01🇪🇦 🇮🇱 (@Telegrafia01) October 12, 2021
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12 October 2021 pic.twitter.com/DfeEuocG2F
Este enfoque revela una constante: la incomodidad del poder frente a tradiciones que no controla. Al negar estatus oficial a la Navidad, estos Estados refuerzan una visión del espacio público donde la diversidad cultural y religiosa es tolerada solo en la medida en que no se traduzca en visibilidad o legitimidad social.
5 junio de 1989. Un solo hombre logra parar una columna de tanques un día después de la represión y masacre de la Plaza Tiananmen, Peking, China. pic.twitter.com/zkbjTCDI67
— VíctorSánchezdelReal (@sanchezdelreal) June 5, 2021
Más allá de la fecha, el debate es más profundo. La exclusión de la Navidad como festividad oficial expone cómo ciertos regímenes priorizan la disciplina ideológica sobre la pluralidad cultural. En ese marco, la ausencia del 25 de diciembre en el calendario no es neutral: es una expresión del vínculo entre poder, control y libertad cultural.