A lo largo de su presidencia, Alberto Fernández utilizó los mensajes de Navidad como una instancia simbólica para transmitir el clima político y social de cada etapa de su gestión.
Desde el tono esperanzador del inicio, marcado por la promesa de reconstrucción tras la derrota del macrismo, hasta el progresivo desgaste de su imagen pública y la derrota electoral del Frente de Todos, los posteos navideños en redes sociales funcionan hoy como una línea de tiempo elocuente de su recorrido político.
El primer mensaje navideño de Alberto Fernández como presidente electo estuvo cargado de expectativas. El 24 de diciembre de 2019, a pocos días de haber asumido, publicó un tuit acompañado por un video con fuerte presencia de Cristina Kirchner y un llamado a la unidad nacional.
“La Navidad nos invita a reflexionar sobre el otro, que es también una reflexión sobre nosotros”, escribió entonces. Y agregó: “Esta Navidad los invito a tenderles la mano a quienes sufren y, entre todos, construir la Argentina que soñamos”.
El tono era claramente fundacional. El Frente de Todos acababa de regresar al poder y el mensaje buscaba sintetizar una narrativa de reconstrucción colectiva, con la idea de una “epopeya” compartida como horizonte político.
Un año después, ya atravesando la pandemia de Covid-19, el mensaje navideño de Fernández volvió a poner el foco en lo social y en la figura de un presidente cercano. El 24 de diciembre de 2020, el mandatario difundió imágenes de una visita al hogar “Ángel Azul”, en Punta Indio, e incluso se lo vio tocando la guitarra.
“Que esta Navidad el amor al prójimo se imponga por sobre todo lo demás”, escribió. El contexto sanitario y el aislamiento reforzaban una comunicación basada en la empatía y el acompañamiento, en un momento en el que el Gobierno aún conservaba niveles importantes de apoyo.
Además, fue también el día de un anuncio muy importante: “Argentina ya tiene vacuna contra el Covid-19. Nuestra sincera gratitud con @sputnikvaccine y con el presidente Vladimir Putin por el compromiso que han demostrado con nuestro país”.
“Se abre un camino de esperanza, pero la pandemia aún no ha terminado. Debemos seguir cuidándonos”, decía el por entonces presidente.
Y agregaba: “Ahora comienza la campaña de vacunación más grande de nuestra historia, en la que el personal de salud volverá a ser fundamental. Esta noche, cuando brindemos, hagámoslo por ellos y por los que ya no están. Y cuidémonos, que es lo más importante”.
En 2021, ya con señales claras de deterioro económico y tras la dura derrota del oficialismo en las elecciones legislativas, el mensaje navideño mantuvo la línea social, pero sin el impacto simbólico de los años anteriores. Fernández contó su visita a la asociación civil “No seas pavote”, vinculada a los Hogares de Cristo, y destacó la tarea de asistencia a personas en situación de calle y consumo problemático.
En 2022, el esquema se repitió. El entonces presidente relató una recorrida por el Hogar Juan XXIII y un Espacio de Primera Infancia en Baradero, subrayando obras y ampliaciones. “Ampliamos y remodelamos este hogar, lleno de amor y cuidados, para garantizar más derechos”, escribió. Para entonces, el contraste entre el mensaje y la realidad económica —inflación desbordada y creciente malestar social— comenzaba a erosionar fuertemente la credibilidad del discurso oficial.
El último mensaje navideño de Alberto Fernández, ya fuera de la Casa Rosada, terminó de marcar el ocaso político del ciclo. El 21 de diciembre de 2023, con Javier Milei ya en la Presidencia tras la derrota del Frente de Todos, Fernández anunció su viaje a España para pasar las fiestas con su familia.
“Estoy partiendo a España en vuelo de Aerolíneas Argentinas, nuestra Línea de Bandera, para reencontrarme con mi familia y pasar con ellos la Navidad y el Año Nuevo”, escribió. Y añadió: “Sigo en permanente contacto con los dirigentes de mi partido para hacer frente a los acontecimientos imperantes”. El mensaje, despojado de épica y ya sin centralidad política, reflejó el final de una etapa.
Vistos en perspectiva, los mensajes navideños de Alberto Fernández condensan el recorrido de su presidencia: la esperanza inicial de 2019, la centralidad del Estado y lo social en los primeros años, el desgaste progresivo de su liderazgo y, finalmente, la derrota electoral que puso fin al proyecto del Frente de Todos en 2023.
Una cronología breve, pero reveladora, de cómo cambió el clima político en apenas cuatro Navidades.