El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, denunció este miércoles un "desastre económico" y apuntó contra el atraso cambiario del gobierno de Javier Milei. Al citar cifras oficiales del INDEC, el mandatario expuso que por cada turista extranjero que ingresa al país, dos residentes argentinos salen al exterior, un desbalance que ha generado una interna feroz entre el secretario de Turismo, Daniel Scioli, y los organismos de estadística.
Esta situación ocurre en un marco de crisis para los sectores de gastronomía y comercio en territorio bonaerense. Según Kicillof, el actual modelo de "improvisación permanente" no solo destruye el mercado interno, sino que asfixia los recursos provinciales al paralizar por completo la obra pública nacional.
El diagnóstico del gobernador se apoya en el último informe de la Encuesta de Turismo Internacional (ETI). Los números muestran una realidad que el oficialismo intenta disimular:

Detrás de las declaraciones de Kicillof se esconde una guerra administrativa por el control de la información. Daniel Scioli cuestionó la metodología del INDEC, dirigido por Marco Lavagna, debido a que los datos publicados dejan mal parada su gestión al frente del área turística.
La tensión escaló al punto de que Scioli evalúa dejar de financiar los operativos de medición turística que realiza el organismo de estadística. El gobernador bonaerense definió esta situación como un síntoma de la "derecha" que intenta ocultar las consecuencias del ajuste trasladándolas a las provincias y municipios.
TM