27/12/2025 - Edición Nº1054

Política

Una relación complicada

De la Caja de Conversión al BCRA: la larga y conflictiva historia del oro en la Argentina

26/12/2025 | Desde la fundación de Buenos Aires hasta el fallo judicial que obliga al Banco Central a informar sobre el destino de los lingotes, el vínculo del país con el oro estuvo marcado por crisis, fugas, mitos y decisiones políticas que aún hoy generan controversia.



La relación de la Argentina con el oro comenzó torcida desde sus orígenes. En 1536, cuando Pedro de Mendoza fundó la Ciudad de Buenos Aires en busca de la mítica “ruta del oro”, el metal precioso ya ocupaba un lugar central como símbolo de poder, riqueza y estabilidad. No solo por su valor cultural —asociado históricamente al sol y a la realeza— sino también por sus cualidades físicas: es duradero, maleable y prácticamente incorruptible.

Con la organización nacional consolidada tras décadas de guerras internas, la Generación del ’80 adoptó el patrón oro como ancla del sistema monetario. En 1890 se creó la Caja de Conversión, encargada de respaldar la emisión de moneda con reservas en oro, un esquema similar al que regía en otras economías del mundo.

El sistema funcionó con altibajos hasta el colapso financiero internacional de 1929. El derrumbe de Wall Street provocó una fuerte salida de capitales y una pérdida acelerada de reservas. Durante su segunda presidencia, Hipólito Yrigoyen intentó sostener el esquema, pero ante la sangría de oro y la presión de bancos y empresas extranjeras, decidió cerrar la Caja de Conversión el 16 de diciembre de 1929.

La medida buscó frenar la fuga de reservas, pero desató un fuerte rechazo de los sectores económicos concentrados. Menos de un año después, el 6 de septiembre de 1930, el líder radical fue derrocado por el golpe encabezado por el general José Félix Uriburu. Durante la llamada Década Infame se abandonó definitivamente el patrón oro y en 1935 se creó el Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Una década más tarde, con la llegada del peronismo, la política económica combinó una fuerte expansión del consumo en los primeros años y un giro más ortodoxo tras la crisis de 1952. En ese período circularon mitos persistentes sobre las reservas de oro, incluida la versión —nunca comprobada— de bóvedas colmadas de lingotes durante el primer peronismo y vaciadas tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón en 1955.

Durante varias décadas, el oro dejó de ocupar un lugar central en el debate público, hasta que el escenario internacional volvió a cambiar. En 1971, el presidente estadounidense Richard Nixon anunció el fin del respaldo del dólar en oro, sepultando definitivamente el sistema del patrón oro a nivel global.

La historia da otro salto en 1991 con la implementación del Plan de Convertibilidad, que fijó la paridad de un peso por un dólar y colapsó en la crisis de diciembre de 2001. Tras la salida del régimen y el default, Alfonso Prat-Gay asumió la presidencia del BCRA en 2002 y decidió recomponer las reservas de oro. Años después, recordó que al llegar “la bóveda estaba, los estantes estaban, pero no había ni un lingote”. Bajo su gestión se compraron 50 toneladas de oro a unos 400 dólares la onza, una operación que hoy tendría un valor cercano a los 8.000 millones de dólares.

Sin embargo, el destino físico de esos lingotes volvió a quedar bajo sospecha. En la actualidad, el presidente del BCRA, Santiago Bausili, enfrenta un nuevo frente judicial luego de que la Asociación Bancaria denunciara que parte del oro habría sido retirado de las bóvedas del Banco Central y enviado al exterior sin información pública clara.

Tras un rechazo inicial, la Sala V de la Cámara Contencioso Administrativo Federal falló a favor del gremio bancario y ordenó al BCRA entregar información detallada sobre la operación. El fallo reabre un viejo interrogante y suma un nuevo capítulo a la extensa y conflictiva historia del oro en la Argentina, donde el metal precioso vuelve a ocupar un lugar central en la discusión económica y política.

GZ