La noche de Navidad no fue una celebración más para el juez Fernando Pinos Guevara. Al regresar a la vivienda donde reside de manera provisoria, la casa de su suegra, descubrió que habían entrado a robar. No se llevaron dinero ni objetos de valor. Solo una consola de videojuegos. Para el magistrado, el mensaje fue otro.
El juez de Garantías de La Matanza, que estuvo a cargo de la etapa inicial del expediente por el triple narcofemicidio de Florencio Varela, denunció que sufrió dos hechos delictivos en menos de un mes y afirmó que ambos están directamente relacionados con esa causa. Según sostuvo, el objetivo fue amedrentarlo.
El episodio más reciente ocurrió durante la Nochebuena. “Nos fuimos a pasar las fiestas con la familia en otra propiedad de fin de semana y hoy volvimos a casa. Llegando, hace aproximadamente una hora y media, nos dimos cuenta que habían entrado a robar”, relató en declaraciones televisivas. Dijo que los intrusos “dieron vuelta absolutamente todo”, pero solo sustrajeron una consola perteneciente a uno de sus hijos.

Para el magistrado, ese detalle es clave. Aseguró que no se trató de un robo común y que la vivienda, de características humildes, no aparenta tener objetos de valor. “Claramente no venían a buscar ni la consola ni nada, sino que tiene otra connotación”, afirmó.
El juez también decidió hacer público un hecho anterior, ocurrido el 2 de noviembre, que hasta ahora había mantenido en reserva por razones de seguridad. Aquella noche, cuando ingresaba con su familia al garaje de su casa, un vehículo les bloqueó el paso y bajaron cinco personas, tres de ellas armadas con pistolas 9 milímetros.
“Nos interceptan en un estado de una violencia inusitada, le ponen una pistola a mi hijo en la cabeza, otra a mí y otra a mi esposa”, reconstruyó. En ese asalto les robaron los teléfonos y se llevaron la camioneta. “Estamos vivos de casualidad”, resumió.

Pinos Guevara vinculó de manera directa ambos episodios con su actuación en la causa por los femicidios de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, asesinadas en septiembre en Florencio Varela. “Esto tiene vinculación con ese expediente y la idea es tratar de amedrentarme, tratar de que yo baje los brazos”, sostuvo.
El juez explicó que, tras advertir conexiones del caso con una estructura de narcotráfico de alcance internacional, se declaró incompetente y el expediente pasó a la justicia federal. Aun así, consideró que las represalias continuaron. “Es una venganza, porque yo el expediente no lo tengo más y ellos saben que no lo tengo más”, afirmó.
En su relato, también denunció la falta absoluta de custodia. Dijo que nunca tuvo protección policial ni para él ni para su familia, ni durante su intervención en la causa ni después. “Lo único que nos dio el municipio es una custodia para el juzgado, que tiene una puerta de vidrio común, y donde he pasado hasta tres días durmiendo adentro”, contó.
El magistrado reconoció que junto a su esposa evalúan mudarse fuera del país ante el temor por la seguridad familiar. “Estoy exponiendo la vida de mi familia directamente”, advirtió.
Hacia el final de su testimonio, Pinos Guevara se quebró. Dijo que ser juez “no es un trabajo” sino una vocación que ejerce las 24 horas, pero admitió que preferiría que sus hijos no sigan ese camino. Entre lágrimas, cerró con una frase que resumió el impacto personal de la situación. “Me pongo en lugar de mi mamá, que tiene 80 años, y la verdad, esto es muy difícil”.