El PJ bonaerense entró en tiempo de descuento. El nuevo cronograma electoral fijó el 8 de febrero como fecha límite para el cierre de listas, lo que abre una cuenta regresiva de seis semanas en la que el peronismo deberá definir si llega a un esquema de unidad o si libera una interna que se viene incubando desde hace meses. La elección partidaria será el 15 de marzo, apenas dos días antes del vencimiento de los mandatos de las autoridades de los 135 PJ municipales.
En el entorno de Axel Kicillof sostienen que la unidad es posible, pero con condiciones claras. El Movimiento Derecho al Futuro (MDF) exige un candidato consensuado -lo que excluiría a Máximo Kirchner- y representación plena del kicillofismo en todos los órganos partidarios. En ese esquema, Verónica Magario aparece como la principal apuesta para presidir el partido, con Julio Alak, intendente de La Plata, como alternativa de recambio si la negociación se empantana.
La vicegobernadora consolidó su nombre en las últimas semanas, pero enfrenta una presión creciente del kirchnerismo, especialmente en el Senado bonaerense, donde aún no se definieron las autoridades. Desde el axelismo admiten que todos los escenarios están abiertos y, por las dudas, ya se preparan para una interna: recolección de avales, armado territorial y logística electoral, una tarea que coordina Andrés Larroque.
En paralelo, comenzó a circular el nombre de Federico Otermín, intendente de Lomas de Zamora, como posible “prenda de unidad”. Cerca del jefe comunal lo presentan como una figura capaz de sintetizar posiciones, pero en Gobernación desconfían. “Es un candidato de La Cámpora”, repiten cerca de Kicillof. Mientras tanto, Máximo Kirchner mantiene el control formal del partido, preside el PJ desde 2021 y conserva cuatro de los seis apoderados de la Junta Electoral, una ventaja decisiva si el conflicto escala.
La última semana dejó en evidencia la profundidad de la fractura. Los incidentes en Quilmes y Lanús, con cruces entre organizaciones sociales, intendentes camporistas y la Policía bonaerense, terminaron de erosionar la confianza entre los sectores. A eso se sumó la ofensiva del kirchnerismo sobre Magario en el Senado, con cartas públicas y reclamos por licencias, autoridades y proyectos de salud que podrían perder estado parlamentario. Con las 135 unidades básicas también en juego, enero será el mes de la verdad: el 8 de febrero dirá si el peronismo bonaerense logra cerrar una paz precaria o si decide ir a una guerra interna sin retorno.