El campo bonaerense cerró 2025 con un balance marcado por fuertes contrastes territoriales. Mientras una parte importante de la provincia logró recuperarse tras años de sequía y mostró buenos resultados productivos, otras zonas atravesaron un escenario crítico por inundaciones que todavía no terminan de retirarse.
“Para muchos fue un año espectacular y otros la pasaron muy mal”, sintetizó Ignacio Kovarsky, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP).
Según explicó el dirigente rural, el clima fue el factor central para entender esa disparidad. La mejora en las lluvias impulsó la producción ganadera y agrícola en amplias regiones, pero el exceso de agua generó pérdidas, complicó la logística y dejó campos fuera de funcionamiento en varios distritos del interior. Ese contraste atravesó todo el año y expuso tanto la capacidad productiva de la provincia de Buenos Aires como las deudas en materia de infraestructura.
Ignacio Kovarsky remarcó que, en términos generales, el 2025 dejó un saldo productivo positivo para buena parte del campo bonaerense. “Después de tres años de seca, hubo pasto todo el año y la verdad que los tambos y la vaca cría tuvieron un año espectacular”, afirmó.
El buen clima también se reflejó en la agricultura. “Tuvimos una cosecha fina muy buena y los cultivos de gruesa vienen espectaculares”, señaló, al describir un escenario de recuperación tras varias campañas complejas.
Sin embargo, advirtió que ese balance cambia por completo en las zonas afectadas por los excesos hídricos. “Los que han tenido inundaciones la han pasado muy mal”, subrayó.
Ignacio Kovarsky, presidente de Carbap Uno de los últimos informes de la entidad, realizado meses atrás, estimó en cinco millones las hectáreas afectadas por las lluvias. En distintos puntos de la provincia, el impacto del agua fue profundo y todavía persiste. “Hubo campos que hubo que cerrar, gente que no pudo llegar a sus propiedades, que tuvo que vender la hacienda o no pudo sembrar”, describió el presidente de CARBAP.
Lejos de estar resuelto, el problema sigue activo. “El agua es dinámica”, explicó Kovarsky, al detallar que mientras en algunos lugares la situación mejoró por el calor y el viento, en otros se agravó por el movimiento del agua entre distritos. “Hay lugares que recibieron agua de otros lados y eso se llenó”, indicó, y advirtió que en algunas zonas “hasta fines de enero no va a haber mejoras”.
Desde CARBAP señalaron que durante 2025 acompañaron a las rurales locales y realizaron gestiones ante el gobierno bonaerense. “Se hizo gestión en la Provincia para seguir avanzando con el Plan Maestro del Río Salado y otras obras de fondo”, sostuvo Ignacio Kovarsky.
Se trata de uno de los principales reclamos estructurales del sector, que además expuso disputas políticas y acusaciones cruzadas entre el gobierno de Axel Kicillof y el de Javier Milei en torno a las responsabilidades de cada nivel estatal en la concreción de los distintos tramos de la megaobra.
En ese contexto, el productor rural oriundo de Trenque Lauquen advirtió que el escenario hídrico también tensionó la relación con los municipios. “Otra vez se están discutiendo las ordenanzas municipales y aparecen aumentos increíbles”, afirmó.
A nivel general, uno de los puntos más críticos del balance estuvo vinculado al agravamiento del estado de la infraestructura vial. “Las rutas son un desastre”, sentenció Kovarsky.
El reclamo, aclaró, excede lo productivo. “Se está muriendo gente en las rutas porque están hechas pedazo”, dijo, al describir el estado de rutas nacionales y provinciales clave que transita con frecuencia. “No podemos pensar en un mejor país sin infraestructura básica”, remarcó.
“Necesitamos rutas, caminos y ojalá algunas vías de tren para la Argentina. Tienen que empezar las obras. Si no es pública o público-privada, o como sea, pero que arranquen, porque si no esto va a ser ilevantable más adelante. Es un gran desafío que tiene la Argentina, una deuda pendiente. La obra pública siempre fue un nido de corrupción y tampoco se hicieron obras faraónicas: no hemos avanzado tanto”, sostuvo.
En el plano nacional, Kovarsky reconoció cambios macroeconómicos que mejoraron la previsibilidad. “La baja de la inflación ordena absolutamente toda la economía”, dijo, y destacó que hoy existe mayor certidumbre para la compra de insumos y la comercialización.
También valoró la señal de reducción gradual de retenciones. “Te da una vista hacia adelante de que la intención es que sigan bajando”, observó. Sin embargo, aclaró que “las retenciones siguen estando” y cuestionó “la presión impositiva de la provincia de Buenos Aires, que de nuevo nos castiga”.
El dirigente marcó en las tasas municipales al campo uno de los grandes conflictos del año. A comienzos de 2025, CARBAP elaboró un informe tras recibir reclamos generalizados de las rurales, que funcionó como disparador de los planteos territoriales.
“Los intendentes nos estaban atropellando con aumentos increíbles”, recordó Kovarski.
Según explicó, la discusión va más allá del monto que se cobra y se enfoca en la contraprestación efectiva. “No es solo cuánto aumenta la tasa, sino cómo se calcula, cómo se utiliza y cuántos pesos por kilómetro de camino quedan”.
En ese sentido, el representante de la entidad rural cuestionó situaciones donde no hay correlato entre lo que se cobra y el servicio que se presta. “Podés tener una de las tasas más baratas de la provincia y los caminos un desastre. Entonces sos carísimo”, afirmó, y agregó: “Estás cobrando algo y no prestando el servicio”.
El diagnóstico que surge desde el interior es contundente. “El 90% de las rurales de CARBAP notan que este año los caminos están peor que otros años”, lanzó el dirigente. “No existe ruralidad, arraigo, desarrollo ni producción si no hay caminos”, enfatizó.
A ese escenario se suma la proliferación de nuevos esquemas tributarios, especialmente los que gravan la carga de las naftas. “Muchos distritos se han sumado a la tasa a los combustibles”, explicó el presidente de CARBAP.
“Por ejemplo, en Coronel Suárez le pusieron la tasa del contra gasoil. Antes los caminos eran espectaculares y ahora son un desastre. Hay muchos lugares donde se está discutiendo esto y vemos cómo las rurales se apoyan en CARBAP. Nosotros vamos pasando información de un distrito a otro, de cómo una rural calcula los caminos para compartirla”, remarcó.
De cara al próximo año, Ignacio Kovarsky se mostró cauto pero optimista. “Ojalá el clima acompañe” deseó.
Más allá del factor meteorológico, una variable no controlable, el dirigente puso el foco en los debates de fondo que la Argentina “viene postergando desde hace años” explicó. “Siempre soy optimista, después la realidad veremos cómo termina”, señaló, al tiempo que planteó la necesidad de un cambio de rumbo para salir del estancamiento.
En ese sentido, el presidente de CARBAP apuntó a reformas estructurales que considera indispensables para reactivar la economía y la producción, impulsadas por el gobierno nacional en el Congreso. “No se crea trabajo hace 10 años y no se crece hace 15”, advirtió, y mencionó como ejes centrales la reforma laboral, la reforma fiscal y un Estado “más eficiente y más ágil”, capaz de acompañar al sector productivo.
Según planteó, esas discusiones serán inevitables durante 2026 y requerirán un involucramiento activo del campo. “El año que viene llegará con grandes discusiones y tenemos que estar a la altura”, afirmó, y remarcó que el desafío será sostener la producción, mejorar la competitividad y generar condiciones de largo plazo para invertir y crecer.