
Básicamente se trata de un alga azul verdosa como las que podemos encontrar en la superficie de los estanques. Aunque podría no parecer muy apetitosa, su consumo diario tiene grandes aportes para nuestra salud.
Son muy pocas las personas, en nuestro agitado mundo moderno, que no podrían necesitar un impulso adicional de la energía. Esta alga ofrece justo eso, debido a sus muchos nutrientes, incluyendo B1, puede aumentar naturalmente los niveles de energía. Se recomienda combinar una cucharadita de espirulina en polvo con 12 onzas de jugo de limón fresco y orgánico.
Tomar una cucharada diaria de esta alga en polvo ayuda a proteger el cerebro de enfermedades degenerativas, como el Parkinson y el Alzheimer.
Un estudio halló en la espirulina efectos neuroprotectores debido a su capacidad para disminuir la inflamación y eliminar radicales libres. La investigación también demostró que ayuda a aumentar la productividad y la concentración.
La toxicidad crónica por arsénico es un problema mundial. La gran mayoría de personas en el mundo consumen un alto nivel de arsénico en su agua potable. Los efectos pueden ser devastadores y se pueden ver incluso años después de la exposición.
La espirulina también es muy alta en clorofila, lo que ayuda a eliminar las toxinas de la sangre mientras fortalece el sistema inmunológico.
Uno de los principales factores que contribuyen a la fatiga muscular es el daño por estrés oxidativo inducido por el ejercicio. Por esta razón, el consumo de alimentos vegetales ricos en antioxidantes puede prevenir el problema o limitar el daño. También se ha encontrado que consumir este alimento puede ser beneficioso para mejorar la resistencia y la fuerza muscular.
Varios estudios sugieren que la espirulina aumenta la producción de anticuerpos y otras células que mejoran la inmunidad. De esta manera ayuda a evitar la infección y la aparición de enfermedades crónicas como el cáncer. La espirulina también es rica en compuestos tetrapirrolíticos estrechamente relacionados con la bilirrubina, un potente antioxidante y agente antiproliferativo.
Algunos estudios en animales han sugerido que el consumo de espirulina puede disminuir los niveles de azúcar en la sangre.
En efecto, los resultados han demostrado que puede superar a algunos de los medicamentos más comunes para tratar la diabetes. Otras investigaciones sobre seres humanos demostraron que puede reducir significativamente los niveles de azúcar en la sangre.
Gracias a la pigmentación de ficocianina, la espirulina ofrece efectos antihipertensivos. Esto significa que ayuda a disminuir la presión sanguínea, ya que revierte la disfunción endotelial en casos de síndrome metabólico. El síndrome metabólico es una de las causas primarias de las enfermedades prevenibles hoy en día.
La espirulina también puede ayudar a reducir los niveles de colesterol en la sangre y prevenir la aterosclerosis.
La reducción del colesterol malo es visible en las personas que la consumen a diario. Aunque para tener mejores resultados, se recomienda un consumo diario por un periodo mínimo de 4 semanas.
Diversas investigaciones hallaron que la suplementación con espirulina reduce la superficie de la aorta en un 33% a 48%. Este descubrimiento nos sugiere que la espirulina puede prevenir la aterosclerosis y el accidente cerebrovascular posterior. De esta manera, consumirla regularmente en nuestra dieta puede revertir el daño causado por una dieta poco saludable.
La espirulina puede ser esencial para aquellas personas que padecen una enfermedad hepática crónica. Una investigación demostró que ayuda a proteger contra la cirrosis hepática, daño hepático e insuficiencia hepática.
Los científicos concluyeron que la espirulina es beneficiosa para la salud del hígado. Además de funcionar como un antioxidante, eliminando los radicales libres, previniendo daño hepático y quelantes de metales nocivos.