Para evitar una sangría interna, tras las críticas de “Lilita” Carrió, JxC y la UCR buscan recomponer la imagen pensando en las elecciones de 2023.

Juntos por el Cambio busca reagrupar fichas, luego de que se produjera un inesperado proceso que agudizó su crisis interna tras las denuncias que realizó la referente de la Coalición Cívica Elisa Carrió sobre supuestos “negocios” políticos de dirigentes del espacio con Sergio Massa.

A mitad de la semana, Carrió fue duramente criticada por casi todos sus socios políticos, luego de contar que la idea de varios integrantes de esa alianza era armar un “neo PJ con Massa” y cerrar acuerdos con el titular del Ministerio de Economía.

Para sustentarse, la dirigente se apoyó en Mauricio Macri, sobre el que dijo que piensa como ella, aunque el ex presidente fue el único se llamó a silencio.

El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; la presidenta del PRO, Patricia Bullrich; el gobernador de Jujuy Gerardo Morales; el ex ministro del Interior Rogelio Frigerio; el ex diputado Emilio Monzó; y los actuales diputados nacionales Facundo Manes y Cristian Ritondo, estuvieron entre los apuntados y respondieron por redes sociales.

En Juntos por el Cambio, estaba programa el martes una reunión de mesa nacional en el sindicato de los gastronómicos de la Capital (UTHGRA CABA), antiguo reducto aliado del macrismo. Sin embargo, el encuentro hoy se encuentra suspendido y se prevé recién una nueva cumbre de líderes para el próximo 24 de agosto.

Allí se reunirán Patricia Bullrich (PRO), Gerardo Morales (UCR), Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica, hombre de Carrió y quien salió a defenderla) y Miguel Ángel Pichetto (Encuentro Republicano Federal).

Si bien la desconfianza ganó fuerza entre las partes de Juntos por el Cambio, cimentada también por el silencio de Macri, casi todos creen que la única forma de recuperar el poder el año que viene depende de la unidad.

También descartaron una posible ruptura con la Coalición Cívica, pero reclamarán un límite a las formas de Carrió, hoy sin cargos públicos y algo marginada de las decisiones (por lo que se sospecha que fue una jugada para marcar la cancha con el armado de las listas), o pactar que la próxima catarsis contra sus pares al menos no sea en una entrevista televisiva.