El armado del futuro gobierno obedece a pactos preexistentes, gustos de Alberto Fernández y la lapicera de CFK. “No es tiempo para internismos, y hoy ceder es sinónimo de inteligencia”, ilustró un operador de AF

Aunque todavía faltan algunos nombres clave, como quién ocupará el cargo de ministro de Economía, o estará al frente de la organización de espías (AFI), el primer gabinete de Alberto refleja en distintas dosis los acuerdos políticos preexistentes, sus gustos personales y la mano de Cristina.

Esa puja de tercios, emergió a la superficie luego del regreso de CFK de Cuba, y de la ya famosa reunión con AF, Máximo y Wado. Se sabe: la ex mandataria metió cuchara, tenedor y bisturí en el armado del gobierno, el cual asumirá en 8 días.

“Hay que mirar el segundo gabinete, no este”, confío uno de los principales laderos de Alberto, a quien conoce de toda su vida política. La definición es clara, y refleja la realidad: el presidente electo cedió espacios que él pretendía para otras personas. “Hoy ceder es sinónimo de inteligencia”, siguió la misma fuente.

Está claro: no hay tiempo, ni es momento para avivar el posible fuego del internismo propio de cualquier gobierno, y máxime con figuras de tanto peso en esta coalición, como CFK, Sergio Massa y/o La Cámpora.

La conformación del albertismo no es una urgencia por estos días, pero -se descarta- en algún momento se dará. El tema es cuándo. “Probablemente cuando se armé el segundo gabinete”, profundizó el legislador que mucho sabe de las reuniones que ahora se trasladaron a Puerto Madero, luego de la mudanza de las oficinas de San Telmo.

Los primeros días del Gobierno que está por empezar saben de urgencias, y no de pujas internas. Alberto sacará un paquete vinculado con un bono o beneficio concreto para jubilados; mantendrá el cepo al dólar; buscará neutralizar las alzas en las tarifas y combustibles; y seguirá la lógica de “ponerle plata” en los bolsillos a los argentinos más necesitados.

El tema es de dónde saldrán esos fondos. “Se le dará a la maquinita, y punto”, ilustró el mismo operador, aunque todavía no se sabe quién será el ministro de Economía.

Es que la situación para esa silla parece la siguiente: la persona elegida deberá seguir la lógica impuesta por Alberto, y no asumir con receta, ni librito propio. Será a “lo Néstor”.

Asoma un acuerdo tácito con relación a las nuevas medidas, muchas de las cuales hasta el propio presidente electo ha adelantado: CFK no hará comentarios al respecto. Es decir, no será censor de ninguna de las decisiones en los propios meses, los cuales se describen como “los más complicados”.

Sin tomar los números de la macro, Alberto deberá hacer frente a una pobreza cercana al 42%; a un índice de desempleo del 12 y a salarios que son la tortuga contra la liebre de la inflación. Con la próxima actualización, la mínima de los jubilados apenas superará los 14 mil pesos, lo que equivale a cinco tanques de nafta de un auto mediano. Macri dejará el gobierno con casi un récord: 27 aumentos en el combustible.

Además del nombre para Economía, todavía no está claro (si lo está, nadie lo sabe) quién comandará la AFI. Más allá de su rol institucional, es el puesto clave para manejar, conocer e influir sobre las internas de cualquier Gobierno. “Sería riesgoso que Alberto lo ceda. Aunque -insistió la misma fuente- el segundo gabinete es lo que habrá que observar”.