Hablaron anoche, luego de un frío intercambio de whatsapp. No habrá comunicado conjunto. Ni postura consensuada. Tampoco condena del Gobierno argentino al “golpe” contra Evo. “Hasta diciembre gobernamos nosotros”, desafió por lo bajo un ministro. AF hasta pensó en el asilo al líder aymara

A 29 días del traspaso de mando, una nueva grieta, profunda, sinuosa y amplia, se generó entre Macri y Alberto Fernández, y todo lo que ellos representan. ¿Hubo golpe en Bolivia o fueron las consecuencias de un fraude electoral?

La crisis boliviana estalló en las narices del documento final del II Encuentro de Puebla, un foro de dirigentes, ex mandatarios y futuros presidente (Alberto, por ejemplo), que se realizó en Buenos Aires, con la presencia estelar de la brasileña Dilma Rousseff.

El contrapeso al grupo de Lima, aunque éste sin representación institucional, apuró el paso el sábado pasado el mediodía para elaborar un documento fuerte en respaldo a Evo Morales. Aún no se había consumado el golpe, o la salida del líder boliviano. Esta disquisición no es menor. Porque es, precisamente, el punto neurálgico de la nueva grieta en Argentina.

Alberto y Macri hablaron. No lo hacen muy a menudo. Pero el presidente electo pretendía un documento conjunto en respaldo a Evo, y básicamente en apoyo a toda una lógica que él suscribe y pretende representar en la nueva Era que alumbra en el Cono Sur. Pero una posición consensuada resultó una quimera.