AF se rodeó de políticos y técnicos que representan diferentes espacios. Le dio lugar a Massa, a gobernadores y, obvio, a los pedidos de CFK. Kicillof se cerró en los suyos. Los planteos

Alberto dejó conformes a todos, o a casi todos. Estructuró un gabinete con justa dosis de género, experiencia y juventud, técnicos y políticos. También repartió lugares entre los tres grandes socios de la coalición política: CFK, Massa y los gobernadores, en ese orden. Obvio que algunos patalearon, como sectores vinculados al sindicalismo orgánico, ya que no hay ningún dirigente de esa rama entre los primeros lugares. Tampoco de Hugo Moyano. Pero en líneas generales, aspiró a conformar un equipo bastante representativo y amplio.

Axel Kicillof, hasta ahora, no abona en la misma lógica. Se cerró entre los suyos para cimentar su administración bonaerense, y prácticamente no le dio lugar a nadie. Los intendentes, por ejemplo, son los que más mascullan bronca por lo bajo. Querían el Ministerio de Seguridad, Desarrollo Social o alguna cartera clave. Por el momento, salvo cambios de último momento, se quedan sin nada importante.

O deberán conformarse con la presidencia de la Cámara de Diputados bonaerense, donde asumirá el lomense Federico Otermín, hombre de Martín Insaurralde. “No es poco”, dijo un histórico legislador provincial del peronismo, conocedor de la fastuosa caja legislativa. La vicepresidencia será para Cuto Moreno, compañero de militancia de Néstor y hombre de toda la vida del kirchnerismo.

Esta negociación se había trabado porque Cambiemos aspiraba a la vicepresidencia primera, ya que es la segunda minoría en el recinto. Y el futuro gobierno quiere el 1 y 2, como sucederá finalmente.

Axel sí pretenderá, como se hizo a nivel nacional, que se unan los bloques en ambas cámaras de la Legislatura que representan al kirchnerismo-intendentes y al massismo.

El gobernador electo, quien jugará después de Alberto para esperar la presencia de CFK en el acto de asunción, se cerró en su círculo de confianza. Y prácticamente no le atendió el teléfono a nadie. “Ni responde el wasap”, contó un operador provincial. Es que Axel le ha clavado el visto no sólo a jefes comunales, sino a una construcción de poder en la que él parece no comulgar.

Es lógico, Kicillof le hizo lugar a La Cámpora (la platense Florencia Saintout irá a Cultura, Nicolás Kreplac a un cargo en Salud, entre otros), a sectores más experimentados del PJ provincial (la senadora Teresa García será su ministra de Gobierno) y a algunos técnicos de carrera, como Silvina Batakis, que suena para IOMA. Pero no mucho más. Todos los demás sitios clave serán ocupados por su gente, con la que ya trabajó en Economía o áreas análogas. No existe la apertura de Alberto en el equipo de Axel. Es un dato.

Los lugares que querían los intendentes serán para Sergio Berni, en Seguridad, y la marplatense Fernanda Raverta en Desarrollo Social. El influyente operador judicial ultra K, Juan Martín Mena, recaerá en Justicia.

Hacia adelante quedará la discusión sobre lo que sucederá en la Defensoría del Pueblo bonaerense, un organismo de la Constitución, que en su breve historia osciló entre manos del oficialismo y de la oposición. Su espíritu es que lo maneje quien no gobierna. Así sucedió con Cambiemos, que le dejó el lugar al ex sciolista Guido Lorenzino, quien actualmente está en el cargo, luego del paso del platense Carlos Bonicatto. Este es un tema de agenda a partir de marzo. Y, de hecho, fue una de las prendas de negociación del vidalismo para ceder la vicepresidencia en la Cámara baja. También se quedará con los lugares que históricamente corresponden a la oposición en el Directorio del Banco Provincia, el cual será presidido por Juan Cuattromo.

Scioli, dos veces gobernador provincial, tampoco “cobró” en lugares importantes. Ni siquiera hubo personas de su equipo en la rosca por el gabinete, el cual jugará en las próximas horas, luego de que Alberto haga lo propio con el suyo.