El hermano de Santiago Maldonado, que desapareció el 1º de agosto de 2017 en medio de una represión de Gendarmería, aseguró a la causa está “a la espera de que se investigue como ‘desaparición forzada’ y que se designe otro juez”

A cinco años de la desaparición de Santiago Maldonado, que ocurrió el 1° de agosto de 2017, su hermano Sergio relató el estado de la causa, que está “paralizada hace dos años en la Corte Suprema” a la espera de la designación de un juez que “investigue de verdad” lo que le pasó al joven artesano.

“No se hizo nada, la causa está paralizada en la Corte desde marzo de 2020, a la espera de que se investigue como ‘desaparición forzada’ y que se designe otro juez”, afirmó en declaraciones a la agencia Télam Sergio Maldonado en referencia a la causa que investiga la muerte de su hermano, quien fue hallado sin vida luego de haber estado 78 días desaparecido tras una represión ejecutada en agosto de 2017 en Chubut por agentes de la Gendarmería.

A la fecha, el expediente “no tiene culpables ni responsables condenados”.

Sergio Maldonado se refirió además a la última presentación efectuada en octubre pasado frente al máximo tribunal, y en la que se reclamó la designación de un nuevo juez que “investigue de verdad”, ante la falta de celeridad en la resolución del expediente a cargo del magistrado Gustavo Lleral.

“A Lleral ya lo recusamos cuatro veces, no reconstruyó siquiera lo que pasó ese 1° de agosto de 2017, apelamos para que se designe a otro juez, él se agarra de eso para decir ‘No voy a hacer nada hasta que no resuelvan qué van a hacer conmigo, no puedo hacer algo distinto porque yo ya dí mi fallo’ “, sostuvo Maldonado.

Cinco años sin Santiago | Una causa sin juez que está paralizada desde marzo de 2020
Sergio Maldonado.

Lleral había cerrado la causa en noviembre de 2018, luego de dictaminar el ahogamiento como causa de muerte del joven y de eximir de responsabilidad al gendarme imputado Emmanuel Echazú, que integró el operativo represivo en la comunidad Pu Lof aquel 1° agosto de 2017.

“El no tomarle declaración a la nueva testigo, por ejemplo, es una muestra más de la falta de compromiso con la causa y, también, una bajada de línea o una forma de amedrentamiento al resto de las personas que quieran declarar”, refirió Maldonado acerca de la reciente declaración de una integrante del personal de salud de Gendarmería del Escuadrón 36 de Esquel.

“El hippie”

Sergio señaló que la testigo, de identidad reservada, declaró por cuatro horas frente al fiscal federal de esa ciudad, Federico Baquioni, a quien relató que al día siguiente de la represión en la Pu Lof “asistieron a su consultorio Dávila Felipe y Jorge Espejo”, comentando que “habían detenido en la zona del campo de Benetton” a una persona a la cual se referían como “el hippie”.

En una publicación reciente en sus redes sociales, Maldonado expuso que la testigo, en su declaración a Baquioni, refirió haber escuchado que “Ahumadita se había mandado la cagada del siglo” y que al parecer “Chuqui (apodo con el que identifican al segundo jefe del escuadrón 36, Juan Pablo Escola), había dado la orden y Ahumada la había ejecutado”.

“Conocemos a otras personas que pueden aportar un montón de información para seguir sumando y destrabar esto, pero ¿cómo hacemos para seguir volcando testimonios si no hay un juez que investigue?”, cuestionó Sergio.

Caso Maldonado

Además, el hermano de Santiago Maldonado recordó la multiplicidad de irregularidades que se dieron durante la investigación: libros de actuación de Gendarmería adulterados, grabaciones incompletas del operativo, la quema de evidencia, el espionaje ilegal de celulares a su familia y la falta de análisis de las contradicciones que surgen de las declaraciones testimoniales que dieron los gendarmes, entre otras.

Tampoco puede hacerse a un lado “la paradoja” de que el cuerpo sin vida de Santiago haya aparecido el 17 de octubre de 2017, en el río Chubut, 400 metros río arriba de donde fue visto por última vez, en el mismo lugar donde más de 400 efectivos de las distintas fuerzas de seguridad –con helicópteros, drones y perros rastreadores– no habían encontrado nada.

Asimismo, no se puede entender la desaparición y muerte del joven sin ubicarlas en el contexto de la represión violenta que implicó la persecución a balazos de goma a los miembros de la Pu Lof, y de un contexto más amplio y de larga data vinculado al acceso al territorio de los pueblos indígenas de la Patagonia.