
El hecho se produjo dentro de la villa 31, en el barrio porteño de Retiro, cuando los efectivos de la Policía de la Ciudad, acudieron a ese asentamiento tras un llamado de los vecinos al 911.
Al llegar a la calle Carabelas al 200, los policías se encontraron con el sujeto, le pidieron que bajara el cuchillo, pero no acató la orden y uno de los agentes utilizó la pistola Taser para dejarlo indefenso.
El hombre cayó al piso y allí tres efectivos lo esposaron y lo llevaron a la comisaría. A mediados de este año, y luego de un extenso debate la Policía de la Ciudad comenzó a utilizar las Taser en diferentes barrios porteños y estaciones de subte.
Estos Dispositivos Electrónicos de Inmovilización Momentánea envían una descarga eléctrica de 400 volts durante cinco segundos, a través de dardos que permiten inmovilizar a personas violentas o en estado de desequilibrio, sin causarles daño permanente.
Por lo general la policía actúa en binomios, y mientras uno utiliza la Taser, el otro (con un arma convencional) reduce al sospechoso sin tener que lidiar con la resistencia del mismo.