La bursitis es un trastorno doloroso que afecta las pequeñas bolsas rellenas de líquido (bolsas sinoviales) que proporcionan amortiguación a los huesos, tendones y músculos alrededor de las articulaciones ocurre cuando estas bolsas se inflaman.
La bursitis ocurre con más frecuencia en el hombro, el codo y la cadera. Pero también ocurre alrededor de la rodilla, el talón y la base del dedo gordo del pie. La bursitis muchas veces aparece en articulaciones que realizan movimientos repetitivos de forma frecuente.
Por lo general, el tratamiento implica descansar la articulación afectada y protegerla de más traumatismos. En la mayoría de los casos, el dolor de la bursitis desaparece en unas semanas con tratamiento adecuado, pero son frecuentes las exacerbaciones de bursitis recurrentes.
Síntomas
Causas
Las causas más frecuentes de la bursitis son los movimientos repetitivos o las posiciones que presionan las bolsas sinoviales alrededor de una articulación. Por ejemplo:
Lanzar una pelota de béisbol o levantar algo por encima de la cabeza repetidas veces – Apoyarse sobre los codos por períodos largos – Pasar mucho tiempo arrodillado para hacer tareas como alfombrar o fregar los pisos
Otras causas pueden ser las lesiones o los traumatismos en la zona afectada, las artritis inflamatorias, como la artritis reumatoide, la gota y las infecciones.
Factores de riesgo
Cualquier persona puede padecer bursitis, pero ciertos factores pueden aumentar el riesgo:
Edad – Profesiones o pasatiempos – Otras afecciones
Prevención
Diagnóstico
Tratamiento
La bursitis suele mejorar sola. Algunas medidas conservadoras, como descansar, ponerte hielo y tomar un analgésico, pueden aliviar la molestia. Si las medidas conservadoras no funcionan, es posible que necesites:
Medicamentos – Terapia – Inyecciones – Dispositivos de asistencia – Cirugía
Estilo de vida
Consultar al médico
Es probable que comiences por consultar con el médico de cabecera, quien podría derivarte a un médico que se especializa en trastornos de las articulaciones (reumatólogo).
Consulta con el médico si presentas:
Dolor incapacitante en las articulaciones – Incapacidad repentina para mover una articulación – Hinchazón excesiva, enrojecimiento, hematomas o una erupción cutánea en la zona afectada – Dolor agudo o punzante, especialmente cuando haces ejercicio o te exiges físicamente – Fiebre