
Y algunos científicos se preguntan si podría recurrirse a otra estrategia: usar las propias armas del virus en su contra.
Una de las tácticas del SARS-CoV-2 para vencer al sistema inmunológico es replicarse velozmente, pero allí también está su talón de Aquiles.
Al replicarse, el virus acumula mutaciones. ¿Sería posible entonces combatirlo acelerando esas mutaciones y haciendo que el virus “mute hasta morir”, en un proceso que los científicos llaman “mutagénesis letal”?
Fármacos que causan mutagénesis letal ya han sido probados contra otros virus.
El gran interrogante es si ese mismo mecanismo podría ser efectivo contra el nuevo coronavirus.
Las nubes de mutantes luchan continuamente por adaptarse a su entorno y prosperar.
Para el virus, mutar es una “estrategia de riesgo-beneficio”, afirmó Arias.
“Tenemos que pensar que los virus RNA al ser tan pequeñitos son ‘menos sofisticados’ que los virus DNA más grandes. Su batería de información genética es reducida y entonces para escapar el sistema inmune, para adaptarse al ambiente, lo que hacen es tener esa capacidad de cambiar mucho muy rápidamente”.
Pero mutar conlleva riegos.
“Las mutaciones por lo general no son buenas, ya que afectan la transmisión de información genética a la descendencia”, explicó Arias.
Al mutar rápidamente, los virus ARN se acercan peligrosamente a la máxima cantidad de mutaciones que pueden tolerar.
Se aproximan a lo que se conoce como umbral de error: la tasa máxima de mutaciones que un organismo dado puede acumular.
“Es como si los virus RNA estuvieran andando en el borde del precipicio porque arriesgan mucho”, agregó el científico.
“Entonces lo que intentamos con la mutagénesis letal es darles el empujoncito que les falta”.
¿Están las mutaciones volviendo al coronavirus más infeccioso?
En cada infección se generan miles de millones de partículas infecciosas.
“A lo mejor en una población normal un 50% de estos virus no son viables. La idea de la mutagénesis letal es que si le hacemos mutar al virus 10 veces más, en vez de un 50% va a ser un 99,9% de la población que no va a ser viable”, señaló Arias.
Que un virus sea “viable” significa que pueda seguir transmitiendo su información genética y seguir infectando.
“Imagínate una frase: ‘la casa es azul. Y hay una mutación: ‘la casa en azul’. El mensaje todavía se transmite pero si ya cambiamos seis o siete letras al azar, la frase ya no tiene sentido. Ese es el concepto de la mutagénesis letal”, agregó el virólogo.
Esteban Domingo fue uno de los científicos que primero desarrolló el concepto de mutagénesis letal hace tres décadas.
“Fue cuando pasé un año sabático en la Universidad de California San Diego en el laboratorio del profesor John Holland, durante el curso 1989-1990”, relató a BBC Mundo.
“Emprendimos un estudio con virus RNA para ver si les perjudicaba que aumentáramos su tasa de error (su nivel de mutación) mediante agentes que provocan mutaciones”.
“El resultado fue claro. Los virus que de por sí ya mutan mucho no pueden mantener su infectividad si se les hace mutar más”.
“Ese fue el comienzo. Actualmente la mutagénesis letal se ha convertido en un campo muy activo de la farmacología antiviral”.
Domingo y sus colegas se inspiraron, según explicó el científico a BBC Mundo, en una predicción de la llamada teoría de cuasiespecies, desarrollada por los profesores Manfred Eigen (Premio Nobel de Química en 1967) y Peter Schuster en Alemania, que dice que un exceso de mutaciones es incompatible con el mantenimiento de la información genética.
En el caso de los virus esta información genética es la que permite su infectividad.
Uno de ellos es el que Arias publicó en 2014, cuando se encontraba en la Universidad de Cambridge, sobre ratones infectados por norovirus, un virus ARN que causa vómitos y diarrea.
“Nosotros conseguimos curar a los ratones mediante el tratamiento con favipiravir y demostramos que se habían curado por la acción mutagénica de este compuesto”, explicó el científico a BBC Mundo.
En Japón, entre otros países, el favipiravir (bajo el nombre de Avigan) es autorizado para tratar en humanos ciertas cepas de influenza.
Y también ha habido estudios en humanos con el virus del Ébola.
“Esos estudios sugieren que el favipiravir tiene un efecto positivo cuando se inicia el tratamiento en una época temprana de la enfermedad”, señaló Arias.