El abogado Tomei insiste en tres escenarios: correr a la fiscal, plantear que en la cárcel los pueden violar e instalar el escenario de que Fernando no murió en la puerta del boliche

En el terreno de la moral y de las buenas costumbres, el planteo de la defensa del abogado Tomei a los 10 rugbiers procesados por el brutal asesinado a Fernando Báez Sosa, abraza la lógica del cinismo, y de la negación de lo que asoma como obvio. Pero en el plano judicial, muchos abogados penalistas plantean como “inteligente” la estrategia articulada por la defensa.

En esta nueva etapa, de un proceso absolutamente embrionario para el derecho, la defensa aspira a instalar la idea, o las dudas, sobre el momento de la muerte de Fernando. Así, comenzó a circular un audio, que a todas las luces asoma con pocos rasgos de verosimilitud, en el cual dos personas que supuestamente asisten a la víctima aseguran que “está consciente” y también de que “no anda el desfibrilador” (en ningún video se ve tal aparato).

Los audios

Hasta el momento, está acreditado en el expediente que Fernando quedó inconsciente en el lugar, y que, bajo esa circunstancia, continuó el ataque material, al menos de uno de los 10 imputados, con la ya tristemente célebre patada de Máximo Thomsen. Para la fiscal y el juez de garantías, hasta ahora está probado de que lo mataron con premeditación y alevosía, que lo dejaron tirado y luego volvieron para ver cómo estaba todo. “Caducó”, se escucha en uno de los audios de Lucas Pertossi, otro de los detenidos, unos 30 minutos después del homicidio.

En los dos audios de la comunicación establecida con la Secretaría de Seguridad de Villa Gesell para solicitar la ambulancia se escucha claramente cómo se describe que Fernando estaba “inconsciente”. Los primeros resultados de la autopsia arrojaron lo mismo.

¿Por qué entonces surgió ese audio? Tomei intentará plantear, seguramente en el juicio oral, que sus defendidos no quisieron matarlo, y que cuando se fueron Fernando estaba vivo. Así, pedirá que se caiga la lógica del plan (premeditación) y de la alevosía. Hay unos 20/25 años entre una pena y la otra, de acuerdo a la calificación penal. Del crimen preterintencional hasta lo que ahora, prácticamente todos ven y figura en la causa, un asesinato con dolo, planeado y a traición, sobre seguro (alevosía).

“Es muy probable que quieran embarrar la cancha. De hecho, ya lo están haciendo”, describió una de las abogadas de la familia de Fernando, la doctora Valeria Carreras. Hablaba del audio en el cual se asegura que Fernando estaba “consciente”

Tomei hoy libra dos batallas, en las cuales está en lógica desventaja. En el plano judicial (tiene un revés para 8 de los 10) y en el mediático, donde la suerte de condena social se ha hecho carne. “Quizás este audio, que parece trucho, sea para poner pescado podrido en ambas canchas”, leyó una fuente cercana a la causa.

La situación en Dolores

La defensa también plantea expresamente que los rugbiers la están pasando mal en el penal (U6 de Dolores), donde corren serio riesgo, y que por ello deben darle una libertad morigerada (domiciliaria). No es casual que ayer, Maximo Thomsen le haya dado entender a la fiscal en ampliación indagatoria, que tienen miedo de que los violen. 

Nada es azaroso, pero sí es asombroso, porque en Dolores los 8 detenidos están absolutamente aislados del resto de la población carcelaria, con la cual no tienen ningún contacto. Pero Tomei sabe que cuando se confirmen las preventivas, es muy probables que vayan con el resto de los reos. Por eso, aspira con mandarlos a la casa. 

El otro gran punto de la estrategia actual, además de mantener esa defensa monolítica, es desconocer absolutamente todo. “Yo no sé de qué se me acusa”; “no sé qué pasó”; “nadie nos mostró nada”; etc. Esas son las ideas centrales que dejó en su breve alocución de ayer Máximo Thomsen.

Desconocer lo obvio es también un punto central, y el más usado, en casi todas las estrategias penales de defensa. Este es el caso más palmario. ¿Y eso para qué? Primero, para tratar de apartar a la fiscal Verónica Zamboni, a quien incluso trataron de “mentirosa”, y básicamente, para que se deba juntar prueba contundente para condenar a los 10 por el mismo delito, y con la misma pena. Eso es lo que tratará de dar vuelta Tomei, quien también cuenta con un asesor de prensa.

La defensa cree que cuando “baje la espuma” (si es que alguna vez baja), será momento de hablar y también para probar, en el expediente (y no en los medios) de que no todos hicieron lo mismo la trágica madrugada del 18 de enero, y de que no hubo intención directa de matar a Fernando. Suena atroz, pero para el proceso penal, es válido.